A veces, las mujeres le pueden ganar al racismo y al machismo
| 4 de Febrero de 2017 | 03:13

Por ALEJANDRO CASTAÑEDA
TALENTOS OCULTOS, de Theodore Melfi.- Es nada más y nada menos que un homenaje. Por eso hay que perdonarle su mirada superficial y los contornos avejentados de este biopic que parece hecho medio siglo atrás. Los personajes son tan unívocos, la reconstrucción tan de Billiken, los buenos sentimientos tan proclamados que no queda otra que la contemplación distante y respetuosa. Nada más.
Es la historia de tres matemáticas negras que en los años 60, en Estados Unidos, en plena lucha espacial con Rusia, armadas de talento, perseverancia y dedicación, le hacen frente al racismo y el machismo de la NASA y logran alcanzar un gran reconocimiento en un medio donde ser mujer y negra era una condena. Es irreprochable como mensaje y merecido como homenaje, pero muy elemental como documento. Son mujeres perfectas (en el trabajo, en la calle y en la casa) que se debaten contra un ultra machismo y un ultra racismo recalcitrante. Por suerte hay un blanco, uno solo, que les da lugar, contención y recompensas, que es Kevin Costner, un actor fenomenal que siempre le da dignidad y sensibilidad a sus personajes. Al final, ellas serán reconocidas y este film celebra esa heroica lucha.
“Talentos ocultos” importa por el peso de su historia y la lección que deja. Más allá de su esquematismo, vale como reivindicación y ejemplo: mientras la NASA peleaba por el control del espacio celestial, ellas disputaban una difícil carrera por un mejor espacio en la Tierra. Sus logros adquirieron enorme peso simbólico. (***BUENA).
SOLEDAD Y SORDIDEZ
LUZ DE LUNA, de Barry Jenkins.- Pequeño (así lo llamaban) es negro, pobre, gay, semi huérfano (padre ausente y madre drogona y perdida). Vive, es un decir, en los arrabales ruinosos de Miami. Su vida es un constante padecer. El film se abre cuando una bandita de compañeros de escuela lo persigue para darle una paliza. Algo de todos los días. Bullyng, golpes, humillaciones varias rodean una infancia absolutamente desamparada. El film lo retrata en tres tiempos: como niño, como adolescente y como adulto. Siempre víctima. La adolescencia le depara alguna tregua porque al menos le dan la posibilidad de definir su sexualidad. Y en la adultez lo vemos caer en ese submundo que alguna vez odió, como para decirnos que lo que mal empieza, mal acaba.
Film monocorde y manipulador, que no conmueve, siempre exagerado (el narco protector es el traficante más bueno del mundo), con personajes estereotipados, con muchos lugares comunes y el menguante logro de querer aportar una mirada lírica entre tanta sordidez. Cuenta la trayectoria de un luchador al que nada lo doblega y que se “salva” cayendo en el infierno de las drogas. Un destino casi prefijado lo condena a vivir en un escenario recargado de soledad y pesares. Una película sobria, melancólica, dura y muy sufrida. El nene golpeado se pasó la vida buscando afectos. Al final, en los brazos de su amigo, encontrará sino el amor al menos algo de esperanza. (**1/2)
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