“Siempre viví acá, pero ahora me quiero ir”, dijo la jubilada baleada

Amalia habló ayer con EL DIA del terrible asalto que sufrió el sábado en su casa de 117 y 68

Amalia vivió casi todos sus 78 años en el barrio El Mondongo. Pero ahora tiene miedo a seguir en esa casa, o a salir a hacer los mandados como siempre. La experiencia del sábado, cuando -como adelantó este diario en exclusiva- le pegaron un tiro en la cadera en un intento de entradera, la dejó paralizada por el temor.

Aquel día, cerca de las 22, quedó frente a frente con un delincuente que se le apareció corriendo y con un arma en la mano. Atrás, un cómplice se sumó unos segundos después. Los dos habían dejado escondida la moto en la que andaban.

La jubilada, acompañada por un amigo de 68 años, apenas se había bajado de un auto para ir a abrir la puerta de su casa, en 117 y 68.

“Vino el primero y me apuntó con el arma. Nosotros alcanzamos a entrar y empezamos a hacer fuerza para que no se pudieran meter”, relató Amalia, en diálogo con este medio.

A partir de ahí se dio un forcejeo entre las víctimas y los delincuentes. Fue una suerte de cinchada que resultó pareja, producto de un esfuerzo sobrehumano de los jubilados: “Nos quedamos sin aliento”, reconoció la mujer.

En pleno intento de robo, al hombre le partieron la cabeza de un culatazo: se le abrió un corte que le dejó la cara ensangrentada por varios minutos.

Por la hendija que quedaba en la puerta semi abierta, uno de los ladrones metía el arma para intimidar. De repente, tiró del gatillo y salió un balazo, que fue a dar en un glúteo de Amalia.

“Mientras sostenía la puerta de costado y perdimos fuerza, sentimos ese ruido. Creímos que le había pegado en la cabeza a mi amigo, que tenía mucha sangre”, aseguró la señora. Desvanecido por el esfuerzo, él cayó en el piso. Pero quien tenía el impacto de bala era ella.

En plena tensión, los delincuentes exigían dinero.

“Somos jubilados”, le tuvo que decir ella, para que entendieran que ahí no encontrarían grandes sumas de efectivo.

Entre esa situación y el ruido que se generó, los delincuentes decidieron abortar el asalto.

A la señora la llevó su hijo hasta una clínica, para sortear la demora que ya habían anticipado desde el 107.

Después de algunas placas y estudios, ayer se recuperaba en su domicilio.

Amalia se quedó espantada por lo que le tocó vivir. En la entrevista con EL DIA reconoció que sigue atemorizada de reanudar su vida cotidiana. “Yo viví siempre acá, pero ahora me quiero ir. Ni siquiera hice la denuncia por miedo a que vuelvan a hacerme algo”, expresó.

“zona liberada”

Entre las últimas víctimas de la inseguridad en ese sector del Mondongo está un matrimonio que vive con sus dos hijos en un chalet de dos plantas ubicado a metros de donde balearon a la jubilada.

En el barrio confirmaron que a ellos “ya les entraron a robar dos veces en los últimos 15 días”. Uno de los vecinos de esa familia, Domingo Novello (66), reveló que en la madrugada del viernes “delincuentes se metieron por los fondos y con un hacha les destrozaron prácticamente todo el quincho de la vivienda”. El hombre aseguró que “no robaron nada, sólo fueron a provocar daños”.

“Esto pasó cuando dormían en la planta alta. Pero los ruidos fueron tan fuertes, que el matrimonio se despertó. Ninguno de ellos bajó por miedo a que las cosas fueran todavía peores”, reflejó Domingo, sin pasar por alto que los intrusos permanecieron en el lugar “cerca de una hora y antes de irse les dejaron el hacha, como si fuera un souvenir”.

Esa familia ya había sufrido un asalto apenas 15 días antes, cuando, también de noche, los delincuentes se metieron en su domicilio.

A una de las víctimas “le pusieron un cuchillo en el cuello”, para robarles “un televisor, computadoras, celulares y otras cosas de valor”, recordó Domingo. Los asaltantes cargaron el botín en la camioneta de los dueños, en la que huyeron.

Además, “a una mujer que vive cerca la asaltaron hace una semana. Además de robarle, la golpearon bastante”, le contaron a este diario.

“Si se erradica la `zona roja` se termina el 90 por ciento de la inseguridad, porque hay una vinculación directa con la venta de drogas”, sentenciaron.

“La Policía nos dice que no tiene móviles, aunque ahora pasan a cada rato. Lo que muchos pensamos es que hay zona liberada”, lanzaron en el barrio.

Reunión
La ONG vecinal del barrio El Mondongo anunció una nueva reunión por inseguridad que se hará el sábado desde las 17 en la esquina donde se dieron estos últimos casos, en 117 y 68. “A partir de estos últimos robos que hubo y para que haya más prevención”, explicaron los organizadores.

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