Nueva ofensiva para una disputa de largo aliento

Vidal anunció decisiones polémicas para enfrentar los paros docentes

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María Eugenia Vidal está dispuesta a pagar el costo político de no ceder ante los reclamos de los docentes y ratificó su decisión de afrontar un conflicto de largo aliento.

Las medidas que anunció ayer van indefectiblemente en esa dirección y le ponen firma, aclaración y documento a la lógica que pretende instalar el macrismo en relación a los gremios y el empleo público.

El pago de un incentivo con formato de presentismo a los maestros que no adhirieron al paro no es una medida novedosa para esta administración. Se inscribe en el esquema de premios y castigos que Vidal viene pregonando. Con otro formato, la Gobernadora dispuso una medida de similares características a fines del año pasado cuando otorgó un bono por única vez sólo a los policías que cumplen tareas en la calle, no acumulaban sanciones ni tenían carpetas médicas.

Esta decisión supone, además, intensificar la embestida oficial sobre el Frente Gremial y profundizar la brecha abierta en las bases docentes, fuertemente divididas frente a las medidas de fuerza que se siguen sucediendo en el marco de un conflicto que no encuentra dique de contención.

Como eslabón inescindible de esa cadena aparece la aparente irrevocable decisión oficial de descontar los días a los maestros que hicieron paro.

En el gobierno bonaerense afirman que a la pulseada con los gremios le resta al menos lo que queda de marzo, es decir, faltarían escribir algunos capítulos con varios paros más en el horizonte. Todavía faltaría atravesar dos largas semanas de turbulencias.

Están convencidos además de que la motivación de los paros es “política” y que por esa razón el acuerdo salarial se sigue dilatando. En Cambiemos ven detrás de las medidas de fuerza la mano oculta del kirchnerismo. Por eso ayer Vidal alzó la voz y fue un poco más allá en sus declaraciones al exigir a los sindicalistas que “se sinceren” y digan si responden a ese sector político.

Apuntó una vez más a Roberto Baradel, el titular del Suteba y blanco preferido de los funcionarios macristas.

La decisión de Vidal de no ceder ante los paros está sujeta a algunas otras cuestiones de peso. La primera de ellas tiene que ver con el convencimiento oficial de que los gremios se están quedando sin margen de maniobra. Que los paros no tienen la adhesión mayoritaria de otros tiempos y que los sindicatos deberán finalmente sentarse a acordar con el Ejecutivo en una pauta cercana al 19% y a los deseos oficiales.

Esa política de desgaste hizo que la Provincia fuera por más y que anunciara premios para los docentes que no paran (el presentismo) y castigo (los descuentos) para quienes se adhieren a las huelgas.

Pero existen otros condimentos que explican la férrea postura oficial más allá de los discutibles índices de adhesión a la protesta. El conflicto ha dejado de ser bonaerense para transformarse en un asunto nacional. En el PRO están convencidos de que se trata, junto a los cortes de calles, las movilizaciones y las protestas que se multiplican por estos días, de una estrategia urdida tendiente a “desestabilizar” al gobierno nacional. En esa lógica, torcerle el brazo a Vidal sería torcérselo a Mauricio Macri.

Finalmente está en juego la cuestión financiera. La paritaria provincial es testigo para el resto de las provincias y Vidal no puede subir mucho más su oferta sin una nueva ayuda de la Casa Rosada. La férrea postura oficial también tiene que ver con eso, con evitar que el resto de los gobernadores clamen por más recursos y alimenten las expectativas inflacionarias.

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