¿Tomamos el té?

Lo nuevo en tazas y teteras.

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En algunas latitudes beber té es lo más común del mundo. En otras, la infusión fue considerada durante mucho tiempo anticuada. Hoy el té ha encontrado su lugar en la rutina diaria, y ha pasado a ser un sinónimo de pausa, es una especie de “respiro” que uno se toma entre una cosa y otra. Qué mejor que tener una hermosa taza y tetera para hacer de ese momento un verdadero ritual.

El té es el líquido que más se bebe después del agua y en algunos países ha generado todo un movimiento de casas de té, degustaciones y hasta jornadas dedicadas a la infusión.

Por supuesto, una de las escuelas que tiene mayor impacto en los diseños del rubro es la japonesa, de larga tradición. La compañía Alessi logró sumar para su nueva colección al diseñador Naoto Fukasawa, que se inspiró en la tradición nipona del té para idear la tetera Cha, que es, al mismo tiempo, una caldera o pava y una tetera con base magnética.

Al diseñar el mango, Fukasawa buscó ante todo que fuese práctico, por eso tiene una buena distancia con el cuerpo de la tetera, lo que permite servir con mayor comodidad y, a la vez, evita que la mano se aproxime demasiado a la fuente de calor.

El dúo Scholten & Baijings lanzó una colección Tea With Gerog en la que hace confluir dos mundos: el europeo, que estila beber una taza por la tarde, y el japonés, que tiene toda una ceremonia para la infusión. Los diseñadores decidieron hacer una combinación de acero inoxidable y acrílico azul.

En cambio Francis Cayouette quiso jugar más con las tradiciones nórdicas y las de la región asiática y lanzó su tetera Theo, hecha de cerámica escandinava y con una terminación más bien rústica de hierro fundido. El guiño asiático está en la tapa y el puño, que son de bambú.

La cultura del té incluso está viviendo cambios en una de sus cunas, Japón. En la región de Saga se lanzó un proyecto llamado “2016/”. Una de sus ciudades, Arita, es famosa por fabricar porcelana desde 1616. Es más, se la conoce como la primera localidad de Japón que trabajó en su fabricación. Lo nuevo es que la ciudad convocó a diseñadores internacionales para que desarrollen un proyecto.

Stefan Diez, por ejemplo, ideó un set de 26 piezas para la alfarería Kawazoe Seizan. “La porcelana de Arita está por encima del paso del tiempo, pero los productos que se fabricaban allí ya no tenían mucho que ver con estos tiempos”, explica Diez.

“En mi diseño decidí no incluir el pie típico japonés, y además quise hacer las asas de las tazas y el puño de la tetera en forma de gota. Con eso el set se vuelve mucho más actual”, opina de su propia creación.

Otras tradiciones que reaparecen son la porcelana real de Berlín, que puede verse en los productos de Kurland y sus nuevas series.

El set de My China! Ca’d’Oro, de Michael Sieger, para Fürstenberg, optó por desplegar cuadrados, círculos y rayas en blanco y negro con filigranas en dorado, que se supone que simbolizan “el tiempo preciado y los muchos momentos que uno disfruta con seres queridos y enriquece con cosas hermosas”, según su diseñador.

La ilustradora Lina Ekstrand se volcó a los motivos florales para Dibbern y logró una propuesta sumamente delicada, mientras que la diseñadora de joyas Helena Rohner diseño un set que quedara bien con la tetera Helena de la marca Georg Jensen en acero inoxidable.

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