Un largo periplo

Edición Impresa

El manuscrito se muestra abierto sobre una página y en el interior de una vitrina climatizada, que garantiza su conservación. El documento fue conservado por Da Vinci hasta su muerte y después fue heredado por Francesco Melzi, alumno del maestro renacentista, que lo cuidó con extremo celo.

Tras la muerte de Melzi, el manuscrito fue vendido, pasó por las manos de varios coleccionistas e incluso se llegó a separar para su comercialización. Su periplo lo condujo, por orden de Napoleón, al Instituto Francés de París -explica la exposición-, pero ésta no fue su última parada, sino que siguió viajando hasta que en 1893 fue entregado, aunque no completo, a la Biblioteca Real de Turín, donde desde entonces se conserva. Al documento le faltaban entonces “algunas páginas que fueron recuperadas en Suiza a principios del siglo XX”, según se señaló.

La exposición finaliza con una proyección en 3D de imágenes de aves volando sobre Roma y también de la máquina ideada por Da Vinci, en funcionamiento y volando sobre la Toscana.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE