Ganar seguido disimula defectos y engorda el optimismo popular

No le sobra nada. Tiene oficio, arquero confiable y esfuerzo compartido.Con Lobos logra mayor tenencia de la pelota

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Por martin mendinueta
OPINION

Co ganar cura, hoy Gimnasia sonríe y disfruta siendo parte de la alegría de sus fieles. La fuerza que genera haber ganado todo lo que jugó desde el reinicio del torneo, es el combustible espiritual que le permite avanzar sin mostrar, todavía, un funcionamiento sólido que respalde la gran cosecha de puntos.

Una de las quejas con las cuales convivió durante el año pasado, era no haber conseguido edificar una fuerte localía. Eso lo está modificando. Es cierto que Quilmes y Sarmiento no integran el lote de los rivales más poderosos, pero son los que el fixture le obligó a enfrentar, y ambos se fueron del Bosque con los bolsillos vacíos.

Se sabe, en fútbol efectividad y merecimientos no siempre salen a caminar de la mano. Es muy difícil convencer desde el juego y, al mismo tiempo, amontonar victorias. Sólo lo consiguen los grandes equipos y Gimnasia, por ahora, se reconoce frente al espejo como una estructura con algunas virtudes interesantes que crece de a poco.

¿QUE TIENE?

Cuenta con un arquero joven, sobrio, aplicado y que inspira confianza. Este punto es fundamental. La experiencia de sus marcadores laterales, diferentes entre sí, también suma. Oreja marca más de lo que se proyecta y Licht, exactamente al revés. Ambos conocen sus limitaciones y, con el oficio que asegura la experiencia, son titulares que nadie discute.

Ahora tiene a Mauricio Romero. ¿Cómo? ¡Si ya estaba cuando vino Alfaro! A partir del último sábado, demostrando que no sólo no es menos que nadie, sino que hasta tranquilamente puede ser titular cuando regrese Maximiliano Coronel, Romero asomó en el equipo principal mostrando ganas y aciertos como para quedarse. Su perseverancia en el trabajo tuvo premio. Sin pelear ni discutir con el técnico, asumió que estaba último en la fila de los zagueros. Allí supo esperar (bastante por cierto) su oportunidad de mostrarse y ante los de Junín jugó su mejor partido en el Lobo. Un par de cruces a tiempo le dieron brillo a una tarea eficaz que los hinchas comentaron en la tribuna.

Rinaudo, que todavía está volviendo a su verdadero nivel, y Brahian Alemán son parte de la columna vertebral “tripera”. Uno sostiene la estructura en el medio, y el otro ya es la”manija” del equipo. Más allá del nivel que muestre en cada partido, haber incorporado a quien hay que darle la pelota en el momento de atacar fue un acierto clave en el mercado de pases.

Aún estando bajo y sin confianza para definir, Nicolás Ibáñez sigue siendo un arma importante. Su potencia y apetito voraz lo convierten en un foco de peligro para el rival de turno.

También tiene a Lucas Lobos. Su aporte es instantáneo y fácil de apreciar. Cuando entra, se hace amigo de la pelota. Y entonces, el equipo “respira”, descansa de su propio vértigo y todo se vuelve más agradable a la vista. El diez es un “viejito piola” que está aumentando la prestación partido a partido. Hay una situación elemental: empezó a sentirse útil.

¿QUE LE FALTA?

Primero, consolidar una dupla de zagueros. ¿Por qué no evaluar la posibilidad de juntar a Romero con Coronel? Guanini, un joven formado en el club y dueño de un ímpetu muy valorable, viene sufriendo cuando lo encaran con mucho espacio.

Falta protagonismo de Faravelli. Le puso una pelota hermosa a Mazzola, pero necesita involucrarse más en la tenencia del balón. Falta más juego limpio para el autor del gol del triunfo y, además, que él se las rebusque mejor para ser peligroso por sí mismo. Cuando Matos esté a punto, corre el riesgo de perder el puesto.

Se necesita que regrese aquella lejana versión inicial de Ramiro Carrera. Tiene que volver a ser ese volante con alma de delantero que en cualquier momento sacude la red.

HACEN BIEN EN DISFRUTAR

Esto ya lo escribí. En Gimnasia, más allá de los muchos problemas que hay, se advierte una atmósfera agradable, positiva, repleta de optimismo. Los médicos aseguran que los pacientes que se curan son aquellos que tienen muchas ganas de lograrlo. Gimnasia quiere recuperarse de todo lo que trae de arrastre, y a su enorme voluntad le ha sumado el poderoso antibiótico de las victorias.

Está muy bien que los hinchas reciban y despidan al equipo cantando. ¡Cómo no van a disfrutar las cuatro alegrías seguidas! Ganar cura, disimula carencias y engorda la confianza general. Por ahora, Gimnasia juega como puede, pero le alcanza para sentirse bien.

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