Un cambio de aire para la piel

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Así como el oxígeno es esencial para la vida, también lo es para la belleza de la piel, porque proporciona energía a las células. Es así que para recuperar la frescura del rostro y cuello, los especialistas recomiendan tratamientos con este componente, que además tiene efectos casi inmediatos.

Se trata de la oxigenoterapia. Antes de comenzar el tratamiento, como con cualquier otro, un técnico evaluará el estado de la piel para proporcionar una mayor eficacia en la aplicación del protocolo. Primero se limpia por completo todo el rostro con un tónico seguido de un suave peeling para dejar la piel libre de impurezas por completo.

El tratamiento consta de dos partes, en primer lugar se aplica un sérum personalizado: un cóctel de vitaminas A, B, E y H, péptidos, aminoácidos y ácido hialurónico para estimular la actividad celular, contrarrestar los daños provocados por los agentes externos y facilitar la penetración del oxígeno en la piel. Este cóctel de vida se aplica a presión por un aerógrafo controlado por el técnico que penetrará en la epidermis de forma uniforme y aportando una sensación de frescura al instante.

Luego, se irá aplicando el oxígeno directamente en la piel. Zona por zona, incidirá en aquellas con más arruguitas y líneas de expresión haciendo presión con el aplicador y siempre arrastrándolo de dentro hacia afuera.

El protocolo finaliza aplicando una ampolla compuesta por los mismos componentes que el sérum del inicio aportando una sensación de piel fresca, hidratada, revitalizada y luminosa. También está recomendado para las zonas de cuello y escote, pero será el especialista quién determine si es necesario realizarlo.

Normalmente, se aconseja realizar 6 sesiones, las 3 primeras en la misma semana, y las dos siguientes cada 15 días hasta continuar con la última al mes y seguir un mantenimiento mensual.

Los beneficios de este tratamiento son, una piel más uniforme, disminución y prevención de arrugas y líneas de expresión, estimulación de la producción de colágeno, reducción de los poros, efecto relajante, luminosidad, estimulación de la microcirculación y firmeza.

Además, lo bueno de la oxigenoterapia es que puede aplicarse en todo tipo de piel. De hecho, en una piel más joven (a partir de 16 años) los efectos se notarán más rápido y serán necesarias menos sesiones.

 

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