Deben atenderse los reclamos por el deterioro que exhiben los hospitales públicos

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En las últimas jornadas volvieron a conocerse referencias acerca de los serios problemas funcionales que atraviesan algunos de los principales hospitales públicos de nuestra ciudad, en una situación que se presentó en el Hospital San Martín (ex Policlínico), a partir del reclamo traducido en un abrazo simbólico por parte de la comunidad médica regional, que formuló diversos requerimientos a favor del sistema de salud pública. Como se recordará, jornadas atrás se habían impulsado acciones similares a favor del Hospital de Niños.

En el caso del San Martín, un numeroso grupo de médicos, enfermeros y representantes de distintos centros de salud bonaerenses que funcionan en nuestra ciudad reclamaron por la deficiente situación edilicia, por lo que consideran una precarización laboral y por la escasez de insumos, entre otros requerimientos.

Los manifestantes sustentaron la protesta en la finalidad de hacer visible una situación que se repite en los otros hospitales públicos con el propósito de suscitar, de esa manera, una reacción de las autoridades frente a las diversas insuficiencias que afectan a los recursos humanos, la falta de seguridad en los centros de salud, la migración de profesionales y otras falencias que fueron detalladas por las fuentes médicas en artículos publicados en este diario.

Desde luego que no son éstos los primeros reclamos que se formulan en favor de los hospitales públicos que, lamentablemente y desde hace muchos años, vienen padeciendo una constante pérdida de excelencia en los servicios que brindan. En muchos casos, sólo bastaría con una recorrida por sus entradas y pasillos para advertir signos de un deterioro elocuente y, desde luego, inconcebible para un centro de salud.

Lo cierto es que, asediados por deficiencias edilicias ya pretéritas, por la falta de equipamiento y de suficientes planteles médicos y de enfermeros, así como por la creciente complejidad de la actividad médico-hospitalaria, en situaciones que muchas veces se han traducido en gravísimos trastornos funcionales, los hospitales públicos de la Provincia reclaman políticas sanitarias que enfrenten y reviertan semejante panorama.

Está claro que la falta de inversiones en mejoras estructurales, especialmente en las últimas décadas, constituye una clara omisión por parte de las sucesivas administraciones de salud bonaerense. La ausencia de recursos presupuestarios, ya no para construir hospitales nuevos -tal como alguna vez hizo la Provincia en cantidad y calidad suficientes- sino, al menos, para garantizar el mínimo equipamiento y mantenimiento, así como cubrir las reparaciones urgentes, han llevado las cosas a un grado de déficit funcional verdaderamente desalentador.

Se habla de hospitales que han sido de verdadera vanguardia científica, formadores de sólidos profesionales y que fueron rectores en lo que se refiere a actuar como modelos de óptimas políticas sanitarias. Establecimientos que, además, sirvieron como trascendentes centros de derivación y que, por consiguiente, confluyeron para convertir a la capital provincial en un polo médico de excelencia, necesario para elevar los niveles de calidad sanitaria en toda la Provincia.

Es de esperar, entonces, que no sólo se superen primeramente las contingencias que surgen por la falta coyuntural de recursos imprescindibles para garantizar un debido funcionamiento, sino que se avance en el sostenimiento de políticas sanitarias acordes a los antecedentes y al servicio que deben seguir prestando estos referentes de la salud en la Provincia.

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