Detrás de los paros docentes, ansiedades, impotencia y familias con ritmo cambiado

El conflicto se estira y en los hogares se dan realidades muy diversas. Cómo se vive en la Región

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Marzo, el mes que generaciones recuerdan como el de la vuelta a la escuela tras las vacaciones, hace tiempo que es sinónimo de conflicto en el ámbito educativo. Este año no fue la excepción, y pasó dejando miles y miles de aulas vacías y un enfrentamiento entre el gobierno y los gremios que los padres sintetizan en una frase corta y contundente: “Que acuerden algo, pero que haya clases”.

Las escuelas públicas y sus más de 3,5 millones de alumnos son las grandes víctimas de un conflicto que lleva décadas y que ha ido deformando y fragmentando hasta el límite la percepción de la sociedad sobre la educación. “Yo veo a maestras de escuelas estatales que dejan a sus hijos en el colegio privado y luego hacen paro”, aseguró Mayra Yaniz, mamá de dos niñas que estudian en “La Inmaculada” de Ensenada y no saben de interrupciones al ciclo lectivo.

María Alejandra, integrante de la cooperadora de la Primaria 19 de La Plata, contó que sus cuatro hijos “fueron y van a la misma escuela, que es muy buena. Este año hubo clases con total normalidad”, acotó, para resaltar que los dos mayores destacaron en sus estudios superiores y han logrado becas para estudiar en el exterior. “No es cierto que la privada es mejor, sólo brinda otra contención”, opinó.

Cintia Soledad Correa vive otra realidad. Martina, su hija menor, tendría que haber empezado 1º grado en la Escuela 1 de Ensenada. Aún no conoce su aula. Su hija mayor arrancó 5º grado en una privada. “La cambié porque tiene que estar preparada para el secundario y hasta ahora aprendió poco y nada. Pero no tengo condiciones económicas para llevarlas a las dos”, describió.

Maximiliano Berlín estudió en la escuela pública y en la universidad nacional, donde hoy es docente. “Cuando yo era chico, adolescente, la privada no era una opción. Al menos es lo que recuerdo. Ni siquiera estaba bien vista. Hoy, mis dos hijos van a una. Y no sé si es mejor, pero el simple hecho de que siempre haya clases marca una diferencia abismal”, dijo.

Historias diversas. Todas, en parte, reflejo de una realidad compleja. Detrás de los paros, las familias pelean. En soledad.

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