“Hábitos propios de otras edades”

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“La incorporación precoz de alimentos ricos en azúcares, sodio y grasas -señala el pediatra y director del Cesni, Esteban Carmuega- no sólo disminuye la calidad global de la dieta, sino que puede interferir con los complejos fenómenos hipotalámicos que determinan nuestras preferencias alimentarias a lo largo de la vida”.

El médico recordó que a partir del año, los niños deben incorporarse a la mesa familiar adquiriendo los hábitos y cultura de su entorno, pero sin por ello perder el rol tutor que deben tener los adultos en esos aprendizajes tempranos.

“Con todo lo positivo que esa etapa ofrece en términos de socialización, lo cierto es que en este estudio se evidencia una inclusión precoz de alimentos poco saludables, promoviendo hábitos propios de otras edades”, señaló la nutricionista Elisa Zapata, mientras que Carmuega graficó que “si un niño de dos años quiere cruzar la calle solo, los padres identifican ese peligro, no lo permiten y le sostienen la mano con firmeza. Sin embargo, ante elecciones alimentarias poco saludables, los padres no se alertan por las consecuencias que pueden representar a largo plazo”.

“Los niños -agregó- no tienen asociaciones estructuradas, como que el café se bebe con leche o que el mate se acompaña con bizcochitos. Entonces, uno puede explorar asociaciones que potencien su ingesta nutricional, como cereales no azucarados, adecuados para niños, acompañados con frutas, o carne con verduras, y así ir sembrando hábitos de alimentación que promuevan una adultez más saludable. Pero lo que marcan estos datos es que la calidad nutricional de los niños va disminuyendo progresivamente”.

 

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