Inundaciones en la Provincia: crece el drama y la preocupación ante millones de hectáreas afectadas

El temporal de las últimas horas, con fuertes lluvias, afectó las áreas sembradas en la provincia de Buenos Aires, especialmente en Bolívar, Daireaux y Urdampilleta, dejando miles de hectáreas afectadas y agravando una situación que se viene produciendo en los últimos meses: desde setiembre, las precipitaciones superan con amplitud los promedio históricos y generan una situación crítica en un área amplia que va desde Bragado hasta Guaminí, con campos cubiertos por una interminable lámina de agua, caminos convertidos en canales de barro y animales buscando los últimos brotes secos para sobrevivir.

Las lluvias, vientos fuertes y caída de granizo de las últimas horas impactaron sobre muchas localidades bonaerenses y anegaron el acceso a numerosos campos.

El problema hídrico forma parte de un proceso que lleva meses y que no encuentra solución

Las mayores precipitaciones se registraron en las ciudades de Bolívar y Daireaux, en el centro de la provincia, con más de 110 milímetros caídos en pocas horas, y en la localidad de Urdampilleta, ubicada entre las dos ciudades, se observó el epicentro de la tormenta con caída de granizo y fuertes ráfagas que provocaron destrozos.

Los caminos estaban en condiciones deplorables antes de esto, por lo que, ahora con 180 o 200 milímetros, es imposible transitar, según reportes que llegan desde esas zonas.

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Ya no se puede pasar ni siquiera en tractor, según informó la Sociedad Rural de Bolívar.

En la madrugada de ayer se registraron fuertes tormentas en el centro oeste de Buenos Aires.

Desde Carbap estimaron que el área afectada se acerca a las cinco millones de hectáreas.

Antes, el problema grande era hasta Las Flores, pero hoy de Las Flores hacia el mar también está todo con muchísimos problemas. Tal vez no están totalmente inundadas pero sí muy afectadas, explicaron desde la entidad.

Al achicamiento de la superficie disponible para la hacienda se suman las complicaciones para avanzar con la siembra de soja y maíz, y la imposibilidad de trasladar insumos o producción por muchos caminos.

Las lluvias más fuertes de las últimas horas cayeron sobre el oeste de Buenos Aires y este de La Pampa, una región que ya mostraba enormes espejos de agua crecidos hasta el borde de las rutas.

Un gran volumen correrá cuenca abajo hacia los partidos de 9 de Julio y Carlos Casares, que se encuentran en situación crítica.

Desde allí, el flujo del agua hacia el mar a través del Río Salado es lento por la falta de obras de dragado.

Pero lejos de tratarse de un episodio aislado, el problema hídrico forma parte de un proceso que lleva meses y que no encuentra solución, según afirman en la zona afectada.

Desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires indican que son 4,3 los millones de hectáreas afectadas por el exceso hídrico, de las cuales 90.000 están completamente inundadas, una superficie superior a toda la provincia de Tucumán.

Las pérdidas implicadas por esta situación son múltiples: la siembra de soja y maíz están paralizadas, los tambos interrumpen su producción por falta de energía y las pérdidas en ganadería se multiplican. Desde la Sociedad Rural de Bolívar indican que pese a estar en plena campaña de verano, la mitad de los lotes no se pueden trabajar. Los tractores no entran y los animales no tienen pasto.

Son más de 4 millones las hectáreas afectadas / Captura de video

Además de la afectación del sector productivo, hay daños materiales que afectan a la población en general, como la caída de más de un centenar de postes de luz, silos volcados, alambres arrancados y parajes donde el agua cortó los caminos de acceso y que se encuentran aislados.

En las inmediaciones de Bolívar todavía hay varios pueblos sin suministro eléctrico.

Más inundaciones: Carlos Casares, 9 de Julio y 25 de Mayo 

En el interior provincial productores y expertos del clima sostienen que Cuenca del Salado se encuentra atrapada en un ciclo de desastre que se repite implacablemente desde el otoño. 

Las fuertes y persistentes tormentas han anegado gran parte de la región, pasando de la alerta a la catástrofe en localidades enteras. La última víctima de esta seguidilla fue el partido de Bolívar, con Urdampilleta como epicentro de un temporal que dejó un saldo desolador: hogares totalmente inundados, casas y colegios destruidos, familias evacuadas y pérdidas productivas que hunden la economía regional. 

Así se están sacando los animales hoy en la zona de Bacacay, partido de 9 de Julio.
Sigue creciendo el nivel de agua por el ingreso de Carlos Casares y al no tener salida todo queda acá.
Quebranto y empobrecimiento de toda la ruralidad.
No es mucha agua, es poca obra. pic.twitter.com/tw2VHte0Gx

— Patricia Gorza 🇦🇷🇦🇷 (@PatriciaG9dj) October 29, 2025

El drama humano quedó de manifiesto con el desesperado pedido de ayuda de la Sociedad Rural de esa ciudad, que solicita desde lo más básico como agua potable y velas, hasta materiales de construcción para las familias afectadas.

Esta situación crítica, lejos de ser un hecho aislado, se inscribe en un patrón de sufrimiento que también han padecido de manera sistemática otros partidos clave de la Cuenca, como 25 de Mayo, 9 de Julio y Carlos Casares. 

Las pérdidas, si bien aún no se cuantifican totalmente, han generado una ola de indignación que se traduce en una dura crítica hacia la gestión de la crisis hídrica.

El sector rural, a través de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), si bien expresa su solidaridad con los vecinos de Bolívar y sus localidades vecinas, acompaña la evaluación de daños con una exigencia clara. 

La crítica más dura provino de Pedro Vigneau, oriundo de Bolívar y referente del sector, quien no dudó en señalar directamente a la falta de acción. "Anoche un nuevo desastre climático en Bolívar. Esto impacta sobre la nula planificación principalmente provincial y municipal. La prevención es nula. El costo es inmenso. Bronca, impotencia, desolación. ¡Basta de joda señores. Basta!", escribió Vigneau en sus redes sociales.

Su reclamo condensa el sentir de una región que se siente abandonada a su suerte. A pesar de que los registros marcan acumulaciones de más de 100 milímetros de lluvia en pocas horas, los productores insisten en que la magnitud de la tragedia se debe a la falta crónica de obras hídricas y de un plan de manejo del agua que evite que el desborde climático se convierta en desastre social y productivo. 

El interior bonaerense clama por una intervención estructural que ponga fin a un calvario que se repite año tras año.

UN PROBLEMA ESTRUCTURAL

Detrás de la crisis aparece un problema estructural, que es la falta de planificación hidráulica a partir de décadas de falta de inversión, según se argumenta en la zona, donde se afirma que se necesita inversiones por 9.600 millones de dólares para que la cuenca del Salado recupere su capacidad de drenaje.

El ministro de Gobierno bonaerense , Carlos Bianco admite que “ha llovido más del doble de lo habitual en un año y dijo que “la provincia trabaja junto a los municipios para asistir a las familias y evaluar los daños”.

Pero las sociedades rurales reclaman, en cambio, medidas de fondo como un plan hidráulico integral y los recursos necesarios para reparar caminos y permitir que se recupere la producción.