Preservan reliquias del siglo 19, con actas de duelos y apuestas
Edición Impresa | 15 de Mayo de 2017 | 02:50

Escrituras de 1851, duelos que se disputaron hacia finales del siglo XIX o los compromiso que se hacían a través de curiosas apuestas, son algunos de los testimonios que se atesoran en un moderno depósito de Hernández que pertenece al Colegio de Escribanos de la Provincia, espacio en el que se guardan 117 mil tomos notariales. “El Estado nos dio la potestad de guardar, conservar y custodiar el archivo de las actuaciones notariales de la Provincia; por eso se construyó este edificio y estamos planificando levantar otra ala para el mismo fin”, resumió Leopoldo Bernard, presidente de la entidad.
La construcción de 4.300 metros cuadrados se divide en dos sectores, el inaugurado en 2013 está destinado al archivo - allí se guardan los tomos notariales que comprenden el período 1851 - 1969 - , y el otro, a la imprenta que se utiliza con los mas rigurosos controles de calidad para la confección de formularios, libros y folios de protocolo que utilizan los escribanos de toda la Provincia.
En esa “usina” donde se cuida la identidad patrimonial y se confecciona el material con el que dan fe los escribanos, trabajan unas 35 personas.
Uno de los espacios con mayor atractivo es el Archivo de Actuaciones Notariales, el depósito en el que se conservan y custodian los miles de Protocolos y Libros de Certificaciones.
Unos 230 mil tomos que se labraron desde 1969 hasta la actualidad están guardados en cuatro subsuelos de la sede del Colegio de Escribanos, en 13 y 47. La idea es crear otro salón en el predio de Hernández para mudarlos.
Los más antiguos exhiben hojas amarillentas, sin renglones y como translúcidas por el paso de los años. En ellos se aprecia una caligrafía ordenada y en línea que da cuenta del traspaso de propiedades o de cuestiones mas domésticas.
Esos escritos de 1851 corresponden a épocas en las que el país, aún sin Constitución, comenzaba a organizarse y reflejan momentos en los que se necesitaba la mirada imparcial de un agente público para que dejara todo asentado en documentos.
En un laborioso trabajo de preservación y recuperación de documentos de la provincia de Buenos Aires, especialistas tienen su rutina para llevar a cabo un trabajo que se hace con cuidado y mucha pasión por la preservación de verdaderas reliquias en papel, donde hay documentos de variada importancia y rubro.
Sin la inflación actual, en libros correspondientes a varios años se observa “3 Pesos” en el margen superior de las hojas, el valor que tenían que desembolsar las partes por el sellado del papel.
NORMAS DE MANTENIMIENTO
“Para conservar estos tomos, de alta sensibilidad, se aplican normas de mantenimiento como tener una determinada temperatura, aplicar productos anti hongos y, en algunos casos, se trabaja en la restauración de los tomos”, explicó uno de los encargados de ese espacio.
Los tomos se ordenan alineados en estanterías móviles que se repliegan para permitir su apertura o cierre en un menor espacio.
A través de la impresión de sus lomos se observa el nombre de los escribanos a los que pertenecieron, pero también algunos tienen la particularidad de mostrar los cambios de identidad de algunas ciudades como La Plata que, entre los años 1952 y 1955, se llamó Ciudad Eva Perón, o se descubre que “4 de Junio” fue el nombre de la ciudad que hoy se conoce como Lanús.
Esos registros son consultados cuando por ejemplo debe estudiarse el título de una propiedad o cuando debe emitirse la copia de una escritura, algo frecuente en las ciudades arrasadas por las inundaciones donde sus habitantes perdieron esa documentación.
Unos 230 mil tomos que se labraron desde 1969 hasta la actualidad están guardados en cuatro subsuelos de la sede del Colegio de Escribanos, en 13 y 47.
La idea, según indicaron en el colegio profesional, es crear otro salón en el predio de Hernández para mudarlos.
También explicaron los profesionales que hay archivos similares en las ciudades de Mar del Plata, Bahía y Azul.
DOCE AÑOS
Ante el avance digital y el posible cambio de formato de esa documentación, los escribanos evaluaron que digitalizar todos los archivos que hay en la sede de Hernández demandaría, aproximadamente, unos 12 años.
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