Nuevo ataque a una policía que había denunciado a una patota
Edición Impresa | 15 de Mayo de 2017 | 03:06

A una familia de Los Hornos, además de robarle, también la sometieron a amenazas de muerte. Los delincuentes serían sus vecinos y de ahí que la tensión sea máxima. La fiscalía de turno había ordenado que, para evitar nuevos problemas, se les asignara una custodia policial. Pero, según afirmaron las víctimas, los agentes se la habrían negado por falta de personal. De ahí que la situación de peligro inminente se mantenga.
Su casa está situada en 140 entre 80 y 80 bis, donde a eso de las 23.30 del viernes estaban Irma -una sargento que presta servicios en el subdestacamento Arana- y sus cuatro hijos de 2, 10, 15 y 19 años. Al lado de su domicilio está el de su hija mayor, Milagros (23), quien en ese momento no se encontraba porque había ido a un cumpleaños.
Irma recuerda que la despertaron “varios golpes fuertes”, que se asomó a una ventana y desde allí vio a cuatro sujetos llevándose “todo de la casa” de su hija. Por lo que denunció la mujer, reconoció rápidamente a los ladrones “porque son del barrio y ya nos robaron dos veces, en 2008 y 2012, cuando eran menores”.
Maidana los increpó mientras los delincuentes huían “hasta con una garrafa”. La policía fue, pero no pudo atrapar a nadie. Ya entonces empezaron los cruces y amenazas entre los sospechosos y las víctimas.
Horas después, a la mujer la abordaron entre cuatro hombres en su patio. “A uno lo pude golpear en la pierna con un caño, pero me tiraron al piso y me pegaron trompadas y patadas”, por las que terminó con el brazo derecho fracturado.
La UFI Nº 1 a cargo de la fiscal Ana Medina había dispuesto que quedara una custodia en la puerta de esa casa. Sin embargo, la medida no se aplicó.
“Desde el sector de la fuerza donde se maneja eso me dijeron que no tienen gente. Solamente ofrecieron que pase un rondín una sola vez al día”, explicó Irma.
Ella se tuvo que quedar toda la madrugada de ayer en vilo ante la posibilidad cierta de que la atacaran de nuevo. En efecto, algo de eso hubo, porque a la mujer le rompieron el auto a piedrazos, y también le provocaron destrozos en la fachada de su vivienda.
“No voy a parar hasta matarte y prenderte fuego la casa”, fue una de las amenazas que escuchó la agente, que aún espera que le envíen la custodia de cinco días que la Justicia le había prometido: “No voy a mudarme. Compré esa casa con un préstamo y muchísimo esfuerzo como para dejar todo e irme”, dijo.
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