Antes de la sexta parte de la saga, llega la “Alien” original al cine
Edición Impresa | 16 de Mayo de 2017 | 04:12

“En el espacio nadie puede oír tus gritos”. Ese fue el perfecto eslogan publicitario de “Alien: el octavo pasajero”, un clásico del terror que se estrenaba hace 38 años y que volverá a verse en los cines platenses mañana, en la antesala del estreno de la sexta parte de la saga, “Covenant”, que se estrena el jueves.
La original propulsó las carreras de su director, Ridley Scott, y de su protagonista, Sigourney Weaver, y generó tres secuelas a cargo de tres autores con sello propio: James Cameron en “Aliens” (1986) -de los pocos casos que se citan al desdeñar aquello de “segundas partes nunca fueron buenas”-, David Fincher en “Alien 3” (1992) y Jean-Pierre Jeunet en “Alien Resurrection” (1997).
Scott, que pisando los 80 años ha decidido regresar a sus grandes éxitos (prepara una secuela de “Blade Runner”, regresó a la saga en 2012 para dirigir “Prometheus”, película que explora la “mitología” del universo de Alien y que fue recibida con críticas mixtas de parte de los fans, que esperaban otra cosa.
La cinta transcurría antes de los eventos de la cinta original, y será sucedida por “Covenant”, ambas parte de una trilogía que planea Scott como precuelas de la saga que tuvo lugar en el siglo XX.
Aquella saga fue pionera en incluir un personaje femenino fuerte en épocas donde en Hollywood aún no se hablaba de desigualdades: Weaver creó una de las grandes heroínas del género y le permitió trabajar en algunas de las películas más populares de los 80, como “Ghost Busters” (1984), “Gorillas in the Mist” (1988) o “Working Girl” (1988).
SIN PRESUPUESTO
Y poco más condimentaba una cinta filmada con poca iluminación para disimular el bajo presupuesto de producción: el director británico, con su apuesta minimalista, obró el milagro. Los 11 millones de presupuesto con los que contó (recaudaría más de 200 millones en la taquilla) obligaron a que el alienígena que da nombre a la saga apenas se viera en todo su esplendor, un recurso que ya usó Steven Spielberg cuatro años antes en “Tiburón”; pero a cambio, Scott creó un ambiente claustrofóbico y opresivo, apoyado en la banda sonora de Jerry Goldsmith y con el simple empleo de luces y sombras, dentro de la nave espacial Nostromo, por cuyos pasillos se agolpan ecos de las obras de Joseph Conrad y de los cuentos fantasmagóricos de H.P. Lovecraft.
La fundacional cinta podrá verse mañana en el Cinema Ocho (8 entre 51 y 53), con funciones a las 17:35 (hablada en castellano) y a las 20:25 y 23:15 (subtituladas), a precio de miércoles
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