“Fue una chica, que le sacó la billetera y lo apuñaló en la boca del estómago”

Lo dijo ayer el hijo de José Molina, el jubilado que murió tras ser atacado en su casa de 4 y 81

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“Fue una mujer”, habría sido lo primero que José Mario Molina (84) pudo decirle a su familia acerca de quién lo había apuñalado en la parte alta del abdomen. Desde entonces, el jubilado estuvo internado muy grave hasta que el domingo falleció. A partir de las averiguaciones hechas ayer, se confirmó que todo fue en el marco de un robo, aunque hay distintas versiones sobre cómo ocurrió.

Por lo que se pudo reconstruir, el hombre “estaba sentado en la puerta de su casa” cuando “apareció una mujer que le pidió permiso para pasar al baño” de su domicilio, en 4 y 81.

Ese relato, de fuentes del caso, fue respaldado por los dichos de algunos vecinos, que hablaron de que José “no desconfió de esa persona”.

Por lo que el hijo de la víctima, homónimo de su padre, le comentó a EL DIA, la agresora habría sido “una chica joven, morocha y de pelo corto”. Según él, esa persona fue quien “le sacó la billetera y lo apuñaló con una cuchilla en la boca del estómago”, indicó.

Algo que no se logró certificar aún fue si la intrusa portaba el arma blanca con el ataque planificado, o si en realidad tomó uno de los utensilios del jubilado.

La puñalada profunda derivó en una agonía que se extendió por tres semanas. Aparentemente, sufrió lesiones internas en órganos como un pulmón y un riñón.

El cuadro, de por sí complejo y más aún en un paciente de su edad, derivó en la muerte de Molina, informada desde el hospital San Martín cerca de las 20.30 de anteayer.

Su cuerpo fue llevado a la morgue judicial, para la realización de la autopsia, que certificará la causa del deceso.

“dos pibes”

Una versión distinta a la del hijo de la víctima fue la que dieron algunos vecinos, también consultados por este medio. En el barrio circuló el relato de que, acompañando a la mujer que montó el engaño, había “dos pibes” que no superaban los 15 años.

Siguiendo esa otra línea, la mujer consiguió el acceso a la vivienda para permitirles el paso a esos dos adolescentes.

“Hubo vecinos que los vieron irse rápido desde esta esquina por 4 y para el lado de 85. Hasta hubo algunos que los escucharon decir ‘guachín, eso no se hace’”.

¿Por qué recién ayer surgió ese relato? “Hay gente que los vio pero que no se anima a hablar por miedo”, fue la respuesta que se oyó en esa zona de Villa Elvira.

En paralelo, nadie habría alcanzado a divisar a la mujer yéndose de la escena. Pero sí ratificaron lo que contó el hijo de José.

Así se comprendería por qué Molina alcanzó a pronunciar, malherido, que hubo “una mujer” involucrada en el hecho, aunque no habría logrado decir si ella lo acuchilló o si ella inició la maniobra.

Para pedir auxilio, el hombre alcanzó a moverse con mucha dificultad algunos metros hasta la parte trasera de su vivienda, conectada con la de su hijo.

Fue su nieta quien lo encontró lastimado y se apuró en que lo atendieran en una clínica privada situada a pocas cuadras. De ahí fue derivado al Policlínico, en donde finalmente murió.

Las señales inconfundibles de que hubo al menos un intruso en la casa fueron las colillas de cigarrillo encontradas en un baño (José no fumaba) y el desorden en algunas zonas del domicilio.

Para confirmar la hipótesis del robo, se constató que al jubilado le sacaron dinero.

“imposible” que se resistiera

Algo que parece “imposible” en vista de cómo sucedió todo fue que Molina se haya resistido. “Apenas podía caminar”, argumentó su hijo.

Entonces, suena complejo encontrar una explicación de por qué fue atacado con una vehemencia tal. Esa es una de las tantas preguntas que por ahora se hacen los investigadores, en una causa que todavía no tiene a nadie detenido.

 

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