Estallido de furia por un asesinato

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Agustín tenía apenas tres años y se murió en los brazos de su papá quien, a pesar de este golpe demoledor, no salió a pedir la pena de muerte ni a propiciar la justicia por mano propia.

Se encerró en su dolor, con su gente. Salió, por cortesía, a atender a los medios que se agolparon en la puerta de su casa, en Victorino de la Plaza al 1600, y luego les pidió “por favor” que se fueran.

“Me sacaron la plata, se dieron vuelta riéndose, hicieron un par de metros y dispararon. En vez de tirarme a mí, le tiraron a mi nene”, soltó devastado sobre los asesinos.

Fue otra muerte absurda, por otro robo violento en el Conurbano bonaerense, donde ya hubo más de 60 casos fatales este año y al menos ocho de ellos protagonizados por asaltantes que eran menores de edad.

La bronca de los vecinos terminó con furia, con la casa de los sospechosos apedreada y prendida fuego.

Por este caso, también hubo una fuerte movilización, en la que denunciaron que el barrio es “zona liberada”.

“Tenemos negocio acá, estamos cansados de los chorros, basta de una vez, nos pegan tiros, nos pegan puñaladas, matan a los chicos, a las mujeres, a los hombres, pará hermano”, dijo un comerciante.

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