Al que madruga...

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Las imágenes son más que elocuentes. La feria ambulante de calle 7 sentó sus reales frente al mismísimo palacio legislativo del que, entre otras cuestiones, salen las leyes que deben regir nuestra vida en sociedad.

Si la de ayer fue la respuesta de quienes ofrecen sus chucherías en la calles, frente a los procedimientos que la Municipalidad llevó adelante el lunes en plaza San Martín (es decir, en la vereda de enfrente), vale suponer que los ambulantes siguen ganando el partido y por goleada.

Desde la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) se realiza, desde hace años, una actualización mensual de la proliferación de puestos de venta ilegal en las calles de las principales ciudades del país. La Plata ocupa en esa estadística una posición preponderante, con aspiraciones como para pretender un lugar en el podio de las peores. Esto no es novedad.

¿Se puede solucionar la problemática de la venta ambulante? Si, pero hay que contar con algunos elementos: voluntad política, firmeza e imaginación.

Voluntad para transformar en política de Estado el combate a la venta ilegal. Firmeza para demostrar que el control de la calle está en poder del Estado y no de los ambulantes e imaginación para encontrar soluciones consensuadas a problemas que, en la mayoría de las ciudades del planeta, lograron encarrilar.

Si de liberar veredas se trata, el primer paso sería evitar la ocupación. ¿Cómo? Primero, fijando reglas claras y luego, ser inflexibles a la hora de aplicarlas. Una idea: ¿qué pasa si la Municipalidad llega a los puntos de conflicto, antes que los manteros. Impedir que se instalen a las 7 de la mañana, no es lo mismo que intentar expulsarlos a las diez.. ¿O no?

 

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