“Vimos a adultos arrojar a bebés por las ventanas para salvarlos de las llamas”

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LONDRES.- Varios adultos lanzaron a niños pequeños desde las ventanas de la Torre Grenfell, en el oeste de Londres, en un aparente intento por salvarlos del incendio desatado en ese edificio residencial de 24 plantas, según testigos presenciales.

Un bebé se salvó tras ser arrojado por una mujer desde el noveno o décimo piso del bloque, que incluye vivienda de protección oficial -la que se ofrece a las personas sin recursos económicos-, según explicó una vecina, Samira Lamrani, a la agencia de noticias PA.

MILAGRO EN EL DESASTRE

Lamrani, que se encontraba debajo del edificio de 120 departamentos, situado en el barrio de Kensington, relató cómo, desde la calle, podía ver “a gente en las ventanas, golpeando frenéticamente y gritando”. “En una de las ventanas, en el noveno o décimo piso, había una mujer haciendo señas, explicando que iba a tirar a su bebé y que si alguien podía agarrarlo”, contó. Fue un hombre, según afirmó Lamrani, quien escuchó la súplica de la mujer y consiguió atrapar al niño, que al parecer sobrevivió.

La misma testigo narró cómo la gente que se agolpaba en las inmediaciones de la torre trataba de “tranquilizar” a las personas que se “asomaban y chillaban” por las ventanas. “Podía ver la muerte en sus miradas”, sostuvo, antes de añadir que “los gritos, especialmente de los niños” se le quedarán “grabados durante mucho tiempo”. Otra testigo de la tragedia, una residente del edificio llamada Zara, detalló cómo vio también a otra mujer arrojar a su hijo, de unos cinco años, desde una ventana del “quinto o sexto piso”. “Creo que el niño tiene algunos huesos rotos y moretones pero que está bien”, manifestó.

Uno de los residentes del edificio siniestrado, Paul Munakr, que vive en el séptimo piso y logró escapar de las llamas, declaró a la cadena pública BBC que, en el momento en que se desató el fuego, no se escuchó en el interior del edificio “la alarma contra incendios”. Munakr agregó que lo alertó el sonido de las sirenas de los bomberos y las personas que, desde la calle, gritaban: “No salten, no salten”.

Otro testigo, Jody Martin, vio cómo uno de los residentes de la torre “saltó hacia la calle” desde una de las ventanas, y cómo otra mujer “agarraba a su bebé por la parte exterior de la ventana”. “Yo les gritaba que salieran y ellos me decían que no podían abandonar sus pisos, que el humo era demasiado intenso en los pasillos”, precisó.

 

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