La familia aferrada a la esperanza de una recuperación

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El hueso maxilar izquierdo de la cara de Alicia Arce (37) quedó perforado por el impacto de la bala. Presuntamente de un calibre chico como el 22, el proyectil fue rebotando dentro del cuerpo de la mujer, para trazar un recorrido en el que dañó varios vasos sanguíneos.

Desde la zona del pómulo, el plomo luego “chocó contra una muela, bajó por el cuello hasta cerca de la clavícula y quedó alojada detrás de un pulmón”, describió Darío Arce (39), hermano de la policía.

Herida en una zona delicada, la mujer quedó inconsciente desde el primer momento. Fue llevada de urgencia a la guardia del hospital Italiano y aún permanecía ahí anoche.

Hasta ayer a la tarde, su situación era grave, aunque había estaba la expectativa de que pudiera reponerse. “La están controlando hora tras hora”, reconoció Darío, consultado por EL DIA.

Una presencia constante de policías dominó el movimiento en los pasillos del hospital y en la calle. Todos esperaban alguna novedad favorable. En cierta forma, la tuvieron, porque “que no haya tenido sangrados internos” se interpretó como un buen síntoma.

Alicia Arce es policía hace 15 años. Buena parte de ese tiempo lo pasó como efectivo de la comisaría Cuarta, que cubre La Loma. Ahora pertenece al personal del CP, pero también desempeñándose en esa jurisdicción. Ostenta el rango de subteniente y es madre de un nene de ocho años.

En terapia intensiva, Arce permanecía internada con una traqueotomía y con un respirador artificial. Los médicos evaluaron que aún es temprano para hablar de secuelas o daños colaterales. Por lo pronto, en el Italiano había tensión en la espera por su recuperación.

 

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