“El título secundario ya no es garantía de obtención de un trabajo”
Edición Impresa | 16 de Julio de 2017 | 02:35

En primer término, vale señalar que hace varios años que a los llamados “bachilleratos de adultos” ya no asisten sólo adultos, sino que cada vez más la matricula se compone de jóvenes. Esto ha traído cambios importantes en el sistema para pensar la modalidad y dinámica escolar en estos espacios. A su vez, la mayoría de los jóvenes que asisten a estas escuelas lo hacen en la búsqueda de obtener el título secundario, ya que actualmente es un requisito mínimo que se pide en el mercado de trabajo. Pero si le planteáramos a estos jóvenes que ese título viene de la mano de una salida laboral, seguramente muchos más se interesarían. Es decir que, como se viene corroborando en una serie de investigaciones, el rol y la función de la escuela secundaria se ha ido modificando, el mercado de trabajo se ha re-estructurado y la juventud se ha vuelto cada vez más pragmática, buscando espacios y ámbitos que les despierten sus intereses. Ellos buscan hacer lo que les gusta, y si esto suma a conseguir un trabajo, mucho mejor.
Esta situación también se vincula con el fenómeno del aumento de la matrícula en esta modalidad educativa, que hace pensar que el trabajo o la posibilidad de trabajar se vuelve una actividad central para la juventud.
En este punto, esta situación abre una vez más el espacio para pensar y reflexionar sobre qué escuela secundaria queremos. Y en este contexto, el debate debería abrir líneas para pensar qué formación para el trabajo podría ofrecer el nivel medio. Sabemos que el título secundario ya no es garantía de obtención de un trabajo, y menos aún habilita para trabajar en un puesto determinado. Desde el Programa de Investigación de Juventud de la FLACSO llevamos adelante una investigación sobre trayectorias de vida de jóvenes de distintos grupos sociales. Es un estudio longitudinal que releva retrospectivamente sus itinerarios y recorridos de vida, así como la mirada a futuro. Entre los datos relevados, surge que la juventud de hoy ya no proyecta como las generaciones anteriores insertarse en el mercado de trabajo para desarrollar una carrera laboral en una única empresa, sino que la inserción laboral se da a través de la acumulación de experiencias laborales (en algunos casos experiencias dispersas). Las generaciones anteriores primero estudiaban para después insertarse en el mercado de trabajo, en puestos de trabajos definidos claramente.
Hoy los jóvenes proyectan su futuro de múltiples maneras, combinan diversas carreras de estudios y distintos trabajos, inclusive estudian y trabajan simultáneamente.
Las actividades educativas que antes se daban en un momento determinado de la vida de una persona, hoy atraviesan y aparecen a lo largo de su vida, retornando al sistema educativo una y otra vez para volver a capacitarse y reconvertirse en la profesión/oficio o puesto de trabajo disponibles. Los trabajos disponibles fueron cambiando y requiriendo de nuevos conocimientos. Por lo tanto, se hace necesario repensar la vinculación de la educación y el trabajo en el contexto actual, fundamentalmente en la generación de puentes y articulación desde la política pública para hacer que los deseos e intereses de la juventud puedan ser realizables.
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