Sigue el ataque de las motosierras contra el arbolado público platense

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Hace menos de un mes se sugirió en esta columna que la Municipalidad revisara en forma urgente los criterios con que realiza las podas, traducidas en una verdadera mutilación de árboles, algunos talados literalmente por las motosierras u otros con cortes en sus ramajes que eliminan la mayor parte de sus copas. Tal concepto había surgido como corolario de un operativo realizado en calle 12 y, ahora, este diario acaba de reflejar que las motosierras arrasaron con el arbolado en la vereda de 4 entre 48 y 49, lindera al predio del ex Mercado.

Tales tareas fueron realizadas, según la versión oficial, en el marco de un operativo de “reforestación y puesta en valor” de esa manzana, dándose comienzo así, a lo prescripto en un convenio entre la Comuna y el propietario del predio, la Suprema Corte de Justicia bonaerense que levantaría allí un complejo tribunalicio.

Según lo que pudo conocerse, el llamado proyecto de “recuperación, renovación y embellecimiento” se inició con estos trabajos de tala, que se extendería luego al resto del perímetro que se completa con las calles 48, 3 y 49, cuyos grandes árboles correrán la misma suerte que los de 4.

Por lo pronto, correspondería advertir que no es la primera ocasión en La Plata en la que un proyecto urbanístico de envergadura -o inclusive muchas obras particulares- se inician destruyendo previamente lo existente. Para avanzar con materiales inertes, se retrocede con los recursos naturales. Las consecuencias, claro, son irreversibles desde el punto de vista medioambierntal. Desde el municipio se alegó lo que se dice cada vez que se presentan estas talas: que “las veredas estaban rotas por las raíces y que ello obliga a remover los árboles viejos y en estado de abandono, procediéndose luego a la reparación total de las veredas, para procederse luego a un plan de reforestación”.

Hace tiempo que los especialistas y, fundamentalmente, los vecinos, reclaman contra los inconcebibles excesos que se cometen con las podas y talas, realizadas además sobre árboles que no muestran ningún signo de estar sufriendo algún tipo de enfermedad. Cuando como, en este caso, se decida extraer a los ejemplares, los entendidos recuerdan que existe el procedimiento de la llamada “poda vertical de raíces”, que impide la rotura de veredas y permite la sobrevida de árboles saludables, con cincuenta o más años de vida.

Es habitual constatar, especialmente en localidades de la periferia, cómo la realización de alguna obra empieza por la extracción o mutilación casi total del arbolado existente en la vereda. Y que, además, muchas tareas de podas no parecen estar inspiradas en las pautas que ordenan las leyes y ordenanzas vigentes

Es necesario, entonces, aludir a la conveniencia de que la Comuna no se aparte, en materia de preservación del arbolado público, de lo que dictaminan los expertos forestales y las propias ordenanzas. Ha sido muy estimado siempre el aporte de especialistas formados en las aulas de la Universidad Nacional de La Plata, cuyos trabajos científicos la ciudad nunca dejó de valorar. No debiera ser necesario reiterar que La Plata, al ser fundada, nació con premisas urbanísticas de vanguardia y que, entre las más salientes figuraba la de contar con un arbolado público de excelencia. Fueron muchas las generaciones que cumplieron con el deber de preservar y acrecer ese patrimonio y, por consiguiente, le corresponde a las actuales respetar ese legado.

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