Otro ejemplo inquietante del problema que plantea la falta de controles médicos en el país

Edición Impresa

Una justificada inquietud debiera causar el informe presentado por la Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (Aaeeh), en el sentido de que numerosos argentinos que padecen hepatitis C desconocen que tienen el virus, lo que lleva a que la enfermedad evolucione en forma silenciosa y pueda provocar complicaciones graves como cirrosis o cáncer de hígado.

Tal como se informó la hepatitis C que se detecta mediante un test y no se previene por vacunación, afecta a 400 mil personas en el país, según indicó la Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (Aaeeh) en un informe difundido en el marco del Día Mundial de Lucha contra las Hepatitis Virales, que se conmemoró en estas jornadas. Cabe señalar que las hepatitis virales afectan a unas 900 mil personas en nuestro país y el trabajo medico preciso que 6 de cada 10 argentinos desconocen que son portadores del tipo C de la patología.

Se señaló también que la patología en su tipo C constituye la principal causa de cirrosis, cáncer de hígado, falla hepática y trasplante de hígado, por lo que especialistas destacaron la importancia de su detección temprana para evitar daños sobre el órgano.

Fuentes de la mencionada entidad explicaron que el número de personas afectadas por la hepatitis C en nuestro país es equivalente a 4 ó 5 grandes estadios de fútbol repletos. Son cientos de miles de personas que no saben que tienen una enfermedad grave que va ocasionándoles daño irreversible en su hígado y puede desencadenar cirrosis, falla hepática, cáncer, otras afecciones no hepáticas y necesidad de trasplante. En ese sentido, recordaron que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció como objetivo lograr su erradicación para 2030, a raíz del problema que representa para la salud pública.

El informe destacó que la patología es curable y sostuvo que Argentina cuenta con los medicamentos que pueden curar a más del 95 por ciento de los casos. Precisó también que la hepatitis C se transmite por transfusiones de sangre y hemoderivados, uso de jeringas contaminadas, instrumentos no esterilizados para la realización de tatuajes y piercings, instrumental médico u odontológico no esterilizado y uso compartido de objetos para el cuidado personal, como afeitadoras y cepillos de dientes.

Resulta justificada la preocupación de los especialistas si se repara tanto en las causas del mal como en las posibilidades de curación, en situaciones que dejan a las claras la necesidad de una intensa política sanitaria del Estado, encaminada a concientizar acerca de las peculiaridades específicas de este mal.

Sin embargo, no es el de la hepatitis un caso excepcional. Existen en nuestro país muchas otras enfermedades -como las de origen cardíaco, por dar sólo un caso- en las que la mayoría de los afectados ignora que está enfermo. La falta de controles sanitarios en el país, periódicos y obligatorios, explican en gran medida este fenómeno que debería ser ponderado como un gravísimo problema social.

En lo concerniente a la hepatitis, resulta clara la importancia que reviste la difusión de conceptos elementales, a través de una permanente enseñanza en torno a los cuidados previos y al comportamiento que debe observarse apenas se adviertan los signos de la afección, con el objeto de reforzar una tarea preventiva que, por ahora, es la única a la que puede recurrirse para paliar la incidencia del mal.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE