Vuelta a la telepolítica
Edición Impresa | 15 de Septiembre de 2017 | 03:26

Ayer la ex presidenta dio otro paso en su nueva estrategia de campaña dando una entrevista a un medio y a un periodista fuera de la órbita K. Fue como una vuelta a sus tiempos de legisladora cuando difícil que faltara a algún programa político de TV. Fue un reportaje con muchas preguntas incisivas que, por momentos, incomodó a Cristina Kirchner aunque buscó siempre pararse en el centro del ring, con pocas autocríticas de su gestión y muchos contragolpes apuntando a Mauricio Macri. La ex mandataria llegó media hora antes de la entrevista con Luis Novaresio, acompañada por su jefe de Prensa, Hernán Reibel y uno de sus secretarios privados. Lo hizo por el frente de la empresa periodística. Allí la recibió el director del portal de noticias Infobae, Hadad, quien al ingresar por el pasillo principal que conduce a la redacción y a los estudios, la invitó a adivinar los nombres de 20 personajes pintados en dos murales ubicados a ambos lados del camino. Lo sorprendió uno: el del actual jefe de Gabinete de la Nación, Marcos Peña, pero no comentó nada. Tampoco, de la imagen de Macri al lado de la de Néstor Kirchner. Prefirió ingresar a la redacción y sacarse una foto colectiva con los periodistas que la llamaron para una “selfie”.
La nota comenzó amable, con preguntas y respuestas y pocas repreguntas. Pero luego fue ganando intensidad, aunque Cristina insistió en varios pasajes agradecerle al periodista rosarino la pregunta que le había hecho. Una de ellas fue la de los bolsos de José López, el ex secretario de Obras Públicas, procesado y preso. Dijo que le dio bronca. Mucha Bronca. En ese momento, Crónica TV -que retransmitió la entrevista- puso uno de sus famosas placas rojas: Cristina está llorando.
Luego, con la pregunta sobre la presunta reunión de su ex canciller Héctor Timerman con su par iraní, trastablilló. Ahí no agradeció la pregunta. Logró salir, pero sus respuestas no fueron claras y convincentes.
Tampoco ensayó una defensa demoledora cuando le preguntaron por Julio De Vido y la presunta “corrupción con la obra pública”. Aunque no lo abandonó. Y cuando Novaresio la interrogó sobre la frase de su ex jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, de que en Argentina hay menos pobres que en Alemania, prefirió tirar la pelota afuera: “No me acuerdo”, dijo.
Por momentos el periodista logró que la entrevista fuera “picante”. Y en otros, Cristina impuso su imagen y su verborragia. Así la ex presidenta “de los 40 millones de argentinos”, no tuvo más remedio que retornar a la telepolítica. Cada voto lo valdría de cara a octubre.
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