Sálvese quien pueda

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Una suerte de ley de la selva rigió en camino Centenario y 511 ayer a la madrugada. Una banda de jóvenes que tomó por asalto a otros grupos de chicos, tal vez unos años menores, pero de su misma generación. ¿Buscaban robarles? En realidad no está claro, pero los testigos dieron relatos de desmanes y de ataques a todos sin distinción. La ley del más fuerte o del más rápido imperó en ese escenario caótico. Los que pudieron se subieron a los autos de sus padres y se esfumaron en segundos. Otros no tuvieron esa suerte y no zafaron de quedar cara a cara contra esos a quienes desconocían, y que no se sabía hasta dónde querían llegar. El estruendo del atropello y el cuerpo inerte del joven con una pierna fracturada fueron postales que sumaron todavía más terror a una situación ante la que nadie sabía bien cómo reaccionar. Cuando lo vieron tirado en el camino, muchos, hay que decirlo, lo creyeron muerto. Pero también esos mismos priorizaron su seguridad personal y se alejaron de la emboscada como pudieron, sin saber el desenlace del accidente. Ya en el territorio de los comentarios de barrio, se dice que los ataques de banditas en esa zona es común. Nada hay que diga que un caso así no pueda repetirse dentro de un día o dos.

 

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