Tolosa le dice adiós a su kiosquero ilustre

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“Un kiosquero a la antigua”. Con esas palabras solía definirse Ricardo Luis Tancredi, comerciante ilustre de Tolosa, comunidad de la que supo ganarse el corazón con su atención cordial durante sus más de seis décadas al frente del tradicional kiosco de 5 y 528.

Ricardo, que se había convertido en una marca registrada de la localidad, murió ayer a los 91 años. Las muestras de dolor se sucedieron sin pausa durante toda la jornada, como un reconocimiento a la fraternidad que le imprimía a su vida y le contagiaba a sus amigos, conocidos y clientes.

El 9 de junio de 1954, junto a Luisa Amato -la mujer de su vida y con quien se había casado años antes-, abrió un kiosco en la esquina de 5 y 528, por donde vieron pasar gustos e historias de varias generaciones. De esa esquina antigua, con local de ventana de ochava, rodeada de casas bajas y veredas de césped, típica de un barrio de Tolosa, nada movió al viejo kiosco, propiedad, desde entonces, del matrimonio Tancredi, infatigable en su puesto.

Años atrás, un artículo de este diario reflejaba: “Con ansias de progreso, a los 22 años, Ricardo, que trabajaba de mozo en una tradicional confitería platense, y a instancias de su padre, carpintero, que lo estimuló para que el joven se abriera camino por cuenta propia, dejaba atendiendo el local a Luisa mientras que él cumplía con su labor en el centro de la Ciudad. Pudo empezar con el emprendimiento gracias a un pequeño capital que reunió un poco de los ahorros de la pareja y otro poco con la ayuda familiar”.

El negocio prosperó no sin dificultades, pero con los años el matrimonio “vio crecer a los chicos del barrio, a sus hijos y a sus nietos”. El kiosco “no conoce la tinta roja de una clausura”, remarcaba con orgullo.

Padre de un hijo, con cinco nietos y dos bisnietos, Ricardo había nacido en Azul en 1926, pero pasó su infancia en una humilde casa de 530 entre 119 y 120.

Se fue, pero su recuerdo quedará para siempre en ese barrio tolosano que hoy despide con dolor a su kiosquero “de toda la vida”.

 

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