Jueces con “otra impronta” y “más controlados”

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“No puede ser que las multas que se aplican a boliches por falta de habilitación o a kioscos por vender alcohol sean tan bajas que a sus dueños les convenga infringir la ley y pagar la pena antes que someterse a las normas”. Esa es la conclusión general que expresan en el entorno del intendente, Julio Garro, cuando se les pregunta sobre la disconformidad con el funcionamiento actual de la Justicia de Faltas. No es que los jueces apliquen mal la letra de la ley -cuentan-, es que del rango de unidades de pena que pueden poner en la mayoría de los casos aplican el mínimo. En definitiva, Garro quiere multas más costosas y jueces más rígidos.

Por eso, entre las medidas que se llevarán a cabo en el marco del Código de Convivencia, se limitará este amplio rango para fijar el valor de la pena, elevando los montos mínimos, además de igualarlos con los de la ley de tránsito provincial, que ata el valor de una unidad al de un litro de nafta de menor octanaje (alrededor de 20 pesos en la actualidad) .

Pero, además, el Intendente busca modificar la ordenanza que atiende el mecanismo de remoción de estos magistrados, dado que su cargo es vitalicio. “Estamos limitados por lo que establece la Ley Orgánica de las Municipalidades y otras normativas, pero estamos buscando la manera de que tengan que rendir cuentas y someterse a un mayor control”, anticipan.

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