Recurren a la nanotecnología para combatir una generación de súper piojos
Edición Impresa | 27 de Enero de 2018 | 03:54

Lejos de los tiempos en que las madres los combatían con vinagre, las nuevas generaciones de piojos ya no mueren así no más. En apenas una década su resistencia a los tratamientos convencionales creció entre un 30 y un 50 por ciento, aseguran los investigadores al explicar que por esa causa los pediculicidas comunes requieren dosis cada vez mas potentes para seguir siendo efectivos, lo que plantea en cierto punto un mayor riesgo de toxicidad.
Frente a este desafío, científicos argentinos recurrieron a la nanotecnología para desarrollar una nueva forma de atacarlos: una loción con partículas más pequeñas que una molécula de ADN capaces de eliminarlos al atravesar el equivalente a su piel. En el Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas (Cipein) aseguran que su pediculicida no sólo ofrece una alta efectividad sino que ambientalmente tiene menos impacto que los productos tradicionales.
A diferencia de la mayoría de los pediculicidas -que usan como solvente al alcohol, un producto que suele irritar el cuero cabelludo- la formulación creada en el Cipein se basa en agua y aceites esenciales de una docena plantas autóctonas. Es el caso del eucalipto, el tomillo, la menta y el clavo de olor, entre otras aromáticas cuyos efectos tóxicos sobre los piojos comenzaron a ser estudiados en 2002 al detectarse que las nuevas generaciones habían mutado y eran cada vez más resistentes a la permetrina, su veneno tradicional.
Además de sus componentes naturales, lo novedoso de la formulación creada por el biólogo Ariel Toloza y el ingeniero Alejandro Lucía –ambos investigadores del Cipein, un organismo dependiente del Conicet– es haber logrado unir a escala nanométrica el agua y el aceite de una forma tal que sus partículas ya no se vuelven a separar.
“El logro fue haber podido dispersar de manera estable y uniforme aceites esenciales en agua a escala nanométrica, en partículas súper chiquitas que se llaman micelas poliméricas y miden 20 nanómetros, poco más de la mitad del diámetro de una molécula de ADN”, explica Alejandro Lucía.
Esas nano partículas “logran atravesar la cutícula del piojo, es decir su piel, ingresan a su organismo, llegan al sistema nervioso y el bicho muere”, cuenta por su parte Ariel Toloza, al asegurar que “hasta el momento la efectividad comprobada supera el 80% –la más alta de las presentaciones con plantas aromáticas– y ya está trabajando en un proyecto para otros aceites esenciales que llevarían su eficacia alcance el 100%”.
TRES DE CADA DIEZ CHICOS
De la mano de una mayor resistencia a la acción de los pediculicidas tradicionales, tres de cada diez chicos en edad escolar tienen piojos, según puso en evidencia un estudio realizado por el Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas (CIPeIN).
El estudio, desarrollado entre alumnos de escuelas porteñas, muestra que el 36% de las chicas y el 27% de los varones estudiados tenían piojos, y que los más afectados eran los que cursaban la etapa escolar. Ante este panorama, los especialistas instan a no minimizar el problema, porque los piojos tienen efectos concretos en la calidad de vida de los chicos. Y es que al potenciar alergias y dermatitis, la pediculosis puede condicionar también su rendimiento escolar.
Por eso es que recomiendan a los padres realizar una búsqueda sistemática y exhaustiva, que se lleve adelante o día por medio o todos los días. Y con una particular dedicación: “la forma de detectar los piojos es revisando mechón por mechón, sobre todo en los chicos de pelo claro. El buen control, sobre todo si es muy frecuente, impide además la aparición de los eczemas derivados del rascado”, aseguran.
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