Piden la recuperación de un ícono platense: la Glorieta de la Plaza San Martín

El Club Español de La Plata se puso al frente de una cruzada para recuperar este espacio patrimonial que tiene un marcado deterioro

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Siete años atrás, el decadente letargo de la Glorieta, esa pequeña gema de estilo art nouveau más que centenaria enclavada en un rincón de la plaza San Martín, fue sacudido por un hecho que no hizo sino empeorar la agonía: varias de sus rejas perimetrales, trabajadas con herrería artística, se esfumaron sin dejar rastro. Una de ellas, presuntamente fue retirada por el municipio “para usar como molde” en una restauración. Lo cierto es que jamás aparecieron, y la Comuna se quedó “en el molde”. Totalmente desatendido, el emblemático “Pabellón de la Música” atraviesa hoy su peor momento.

Seriamente deteriorada en cada uno de sus sectores, desde el techo hasta el basamento de mármol, con piezas ausentes, corrosión, óxido, grietas, torsiones, graffiti, refugio de palomas y depósito de insumos de limpieza y herramientas de maestranza, la construcción inaugurada en 1912 da pena y preocupa a dirigentes comunitarios y entidades de defensa del patrimonio, más allá de los periódicos anuncios de puesta en valor que no suelen concretarse más allá de la cosmética.

“La Glorieta es una parte de la historia platense y un ámbito para la expresión cultural que debería ser recuperado” advierte Eusebio Azorín Fernández, presidente del Club Español. El titular de la institución cuya señorial sede está situada en 6 y diagonal 79 señala que “hace tiempo venimos enviando notas a Espacios Verdes, a través de la dirección de Entidades y Colectividades del municipio, pidiendo que la arreglen; cuando vimos que se anunciaban mejoras en la plaza nos ilusionamos, pero hasta ahora no hemos visto movimiento allí”.

“En su momento, la gente se acercaba durante los fines de semana a la plaza y sabía que en la Glorieta, por la tarde, iba a ver un espectáculo gratuito y de calidad, del género que fuese” recuerda el dirigente: “eso ya no está y es una picardía, porque se pierde un espacio interesante. Por dar un ejemplo, a veces nos ofrecen la llegada de grupos de ballet y otras expresiones culturales de la colectividad española, y no podemos aceptar por falta de un escenario acorde, como bien podría ser el de la plaza. Pero el techo se llueve, y se han robado hasta las liras de hierro que decoraban las rejas”.

Ayer, desde la secretaría de Espacios Públicos y Gestión Ambiental de la Municipalidad se adelantó que “en el marco del “Plan de Puesta en Valor de Plazas y Parques está planificada una intervención para restaurar la Glorieta”. Los trabajos, según los voceros, arrancarían en marzo próximo.

Las rejas originales del pabellón adquirido a la parisina Fonderie D’Art du Val D’Osne en 1912 fueron sustraídas a mediados de noviembre de 2010. Estaban en la cara sudeste -que da a calle 54- del espacio. Ensambladas a partir de piezas de hierro elaboradas con la técnica de fundición de dos caras, eran modulares; cada pieza estaba atornillada a las otras, y el conjunto se sujetaba con una vara inferior y otra superior. Esa misteriosa desaparición no fue la primera; algunos paneles habían sido robados a mediados de los ‘90, por lo que se convocó a un artesano venezolano -Carlos Guayapero- para recrearlos y reinstalarlos.

Lo cierto es que las secciones de la protección perimetral fueron retiradas sin ninguna sutileza a fines de 2010, “para que las pintara una cooperativa”, pero quedaron tiradas en el piso de la plaza un par de días, y se las llevó “un camión que subió a la vereda para cargarlas”.

ELEGANTE Y LÍRICO

El art nouveau, con sus formas ondulantes, sus figuras florales y su obsesión por resaltar lo decorativo sin perder la elegancia, enriquece el paisaje del casco histórico platense en lugares muy puntuales. No está tan extendido como otras tendencias arquitectónicas y plásticas.

Transición entre lo academicista y el movimiento moderno, predecesor del art-decó, el “arte nuevo” pasó de la línea recta a la curva, y se inspiró, básicamente, en la naturaleza. De ahí que se lo distingue por los motivos de hojas de plantas, flores, libélulas, mariposas, y también, por la aparición, como una expresión que se realza, de la figura femenina, en este caso sensual, estilizada y delicada.

El estilo nació en Francia hacia fines de 1800 y se extendió muy rápidamente a otros países europeos y Estados Unidos, hasta quedar trunco con la irrupción de la Gran Guerra.

A la Argentina -y la naciente La Plata- llegó apenas iniciado el siglo XX. La Glorieta es una de las piezas del patrimonio urbanístico platense más representativas del “art nouveau”.

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Son los años que cumplirá la Glorieta en 2018. Fue aduirida a la Fonderie D’Art du Val D’Osne de París en 1912. Conocida en esos tiempos como “Pabellón de la Música”, en 1977 se salvó de ser demolida por error por una cuadrilla municipal que habían enviado al Bosque

 

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