Arranca el debate por el crimen de un enfermero ocurrido en El Mondongo

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El 9 de febrero de 2010 a las 16.30, Juan José Di Martino llegó a la casa que compartía con su hermano Hugo Alejandro, ubicada en el barrio El Mondongo, donde lo encontró muerto.

“Entré y me llamó la atención que la puerta estaba abierta, al igual que la persiana y la ventana. Adentro había un par de vasos de cerveza, colillas en el cenicero. Cuando llegué al interior, al mirar hacia el dormitorio lo vi a mi hermano menor tirado en el suelo con puntazos en la espalda y con el cuello cortado. En la mano derecha tenía un mechón de cabellos”, relató Juan José en comunicación con EL DIA.

Hoy, más de ocho años y medio después, comenzará el juicio para determinar la culpabilidad en el hecho del único sospechoso, Carlos Alberto Retamar (46), quien además era compañero de trabajo de la víctima.

Para el mayor de los tres hermanos Di Martino, “han pasado largos ocho años y ocho meses”.

Para el hombre, la citación de la Justicia fue una buena noticia “a medias” porque le hizo “revivir” el caso. “Cuando me llegó la notificación me encontré con que esto me revuelve todo. A empezar con todo de nuevo, volver a pasar por lo mismo”, explicó Juan José.

En tanto, pidió el proceso ayude para “que se haga justicia, nada más, que se compruebe quién fue el autor y que reciba su merecido”.

“Que se pudra en la cárcel, no hay mejor castigo, porque a mí, mi hermano no me lo va a devolver nadie”, añadió. En tanto, la cuñada de Hugo sostuvo que “no queremos que el juicio por la muerte de Hugo pase desapercibido, le arruinaron la vida a mi ex marido, a mis hijos, a toda la familia”. Y respecto al destino del acusado, prefirió la cautela: “No sé qué pasará, si va a ir preso”.

EL CRIMEN

Hugo Alejandro Di Martino tenía 47 años, trabajaba como enfermero en el hospital San Martín y vivía en un departamento de la calle 70 entre 120 y 121.

Los forenses le encontraron al menos tres puntazos provenientes de un cuchillo “muy filoso”: uno en la axila, otro en la espalda y un último muy profundo en el cuello.

Poco más de un mes después del homicidio, uno de los testigos reconoció a Retamar durante una rueda de reconocimiento. Según los voceros del caso, tenía una relación de amistad con Di Martino.

El móvil apuntaría a que Di Martino tenía una deuda con Retamar. Y éste último, el día del hecho, fue a la casa del enfermero para reclamar. En ese marco se habría consumado el crimen.

 

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