Los Espíritus en La Plata: un trance caliente para “conectar y pasarla bien”
Edición Impresa | 6 de Octubre de 2018 | 02:19

Las modas no se llevan bien con Los Espíritus, una banda que se juntó, unida por el fuego una noche en La Paternal, el barrio de Pappo, en torno al blues, un sonido que, dicen algunos embelesados por las nuevas fusiones, es un género del pasado. “Las personas que dicen que la música o el blues está muerto, en verdad son ellas los que están muertas, al no permitirse percibir que el rock y el blues existen, la psicodelia existen y no ha dejado de existir. Y que no pasa nada, tampoco hay que ponerse a decretar la vida o la muerte de los movimientos, no le veo mucha relevancia la verdad”, dispara Santi Moraes, guitarra y voz del combo que llega a la Ciudad esta noche para presentarse en Atenas.
Y es sensato Moraes, mitad compositora del grupo junto a Maxi Prietto, dado que la banda cerró el año haciendo lo que también parecía cosa del pasado, o al menos, no parecía cosas del indie: cerraron la temporada haciendo un estadio, el de a la vuelta de su barriada, el Malvinas Argentinas, uno de los puntos altos donde Los Espíritus explotaron.
“No le buscamos explicación”, dice Moraes sobre el fenómeno que los llevó, con su último trabajo bajo el brazo, “Agua Ardiente”, a rodar por Europa y América latina antes de cerrar en La Paternal: “Solamente buscamos transitarlo de la mejor manera que se pueda tratando de estar a la altura de las circunstancias”.
“Agua Ardiente” tendrá un importante protagonismo en el show de esta noche en el estadio de 13 entre 58 y 59, hace alusión a la bebida que conocieron de gira por Colombia pero también refleja, ya desde el título (que alude a la tapa, que precedió al nombre), algo del sonido de la banda: agua con fuego, blues con bases latinas, blues caliente, mística oscuridad.
“La música que hacemos es una fusión de blues, psicodelia y ritmo y percusión. Este año sumamos un percusionista más que es Francisco Paz, también aporta con los timbales, capaz que antes en el vivo, eso no sucedía, porque no daban las manos, y en el disco hay sobregrabaciones de semillas e instrumentos, y no solo las congas que toca Fer Barrey. Ahora que está Francisco, se puede reproducir más fielmente la música que grabamos”, cuenta sobre el sonido Moraes, uno de los sonidos más peculiares y reconocibles de la escena, envuelto siempre en una nube de misterio. “Quizá tiene que ver con que tenemos muchas canciones en acordes menores y eso es siempre bastante misterioso”, agrega el guitarrista.
El último disco también regresa a los sonidos de antaño en cuento a la forma: fue grabado en vivo “porque queríamos capturar a la banda tocando todos juntos. Lo grabamos en Estudios El Attic porque ahí se graba en cinta y queríamos tener esa opacidad que da el sonido analógico, que se escuche la habitación, el sonido general que provocamos tocando todos juntos. Nosotros escuchamos mucha música que fue grabada así”, revela Moraes, y cuenta que el álbum “fue pensado para grabarlo en vinilo y por eso fue en analógico, para tener ese sonido, y entonces pensamos la lista de canciones como Lado A y Lado B. Grabamos trece canciones, pero solo diez quedaron adentro del disco por una cuestión de narración, las otras tres las dejamos en un EP digital que se llama ‘Guayabo de Agua Ardiente’”.
DISCOS
De nuevo: Los Espíritus no saben de modas. En tiempos de singles, donde las bandas se han acomodado al consumo “cancionero” del público y a la vida de playlists, los de La Paternal siguen apostando al disco. “A nosotros nos gusta escuchar los discos de principio a fin, hay un montón de música que escuchamos nosotros y así conocemos la totalidad de la obra”, explica Moraes.
Así, haciendo los que le dicta el fuego, Los Espíritus llegarán esta noche a La Plata, en el marco de una gira que los tiene tocando por la Provincia, y con un disco en las gateras, que prometen “para el año que viene”, aunque todavía “estamos terminando de encontrarle la vuelta”. En La Plata no serán locales, pero, dice Moraes, sí es una ciudad en la que se sienten a gusto, “está lleno de gente joven y confluyen un montón de personas de todo el país que están estudiando ahí, siempre hay movidas y muchos grupos de la ciudad que son buenísimos. Cuando nosotros arrancamos, allá existían La Patrulla Espacial, El Mató y Shaman; todos ellos fueron grandes influencias nuestras cuando empezamos a tocar y ahora, por suerte son nuestros amigos”.
Con el público cerca, Los Espíritus traerá su trance caliente, cargado de humo, ardor y baile, ¿en un momento ideal para dejarse llevar por el ritmo? “Yo diría que más para olvidar, éste es un momento para recordar y tener memoria, también para escuchar música, conectarse, pasarla bien y divertirse”, opone Moraes, “con mucha tristeza” por la crisis que atraviesa el país. La banda viene de lanzar su disco más politizado y, dice Moraes, “puede ser que el contexto haya influido, sí. Pero también, las canciones no hablan específicamente de este país en este momento, me parece que es una visión más general”.
¿El arte puede entonces ser una herramienta para cambiar las cosas? “Yo creo que el arte sirve para un montón de cosas, para expresarse, para hacer catarsis, para denunciar, también para entretenerse”, opina Moraes. “Pero es una linda forma de vivir más que nada”.
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