Macri flirteó con Lagarde y Lilita se puso rabiosa
Edición Impresa | 7 de Octubre de 2018 | 03:59

Por ALEJANDRO CASTAÑEDA
afcastab@gmail.com
La lechuza que apareció en las vecindades de la Legislatura, fue toda una señal. Es un bicho portador de malos augurios (no es el único), sedentario, chismoso y observador. Estaba atada, todo un símbolo. Y no se espantaba ni ante lo que oía en el recinto. Fue descubierta en plena sesión de acuerdos y repartos. Seguía de cerca el orden del día de un país que vive en las ramas, con poca comida y menos expectativas. La Municipalidad se enteró y salió a liberarla. Sabe que cualquier indicio puede potenciar la oleada de presagios molestos que parece no agotarse. “Ya les dijimos que lo que venía era peor”, avisan desde el palco oficial. La idea de poder cumplir al fin con algo prometido es una versión sincera y fatal de una conducción que antes daba marcha atrás y seguía, pero que ahora prefiere dejar al país en punto muerto. Y Lilita, lechuzona de mayores alcances, susceptible y posesiva, se sintió ninguneada cuando Macri, aplicando en el Fondo la receta del poliamor, se mostró dichoso con Christine Lagarde. Macri encima les recomendó a los argentinos empezar a quererla. Y a Lilita ya no le queda paciencia para poder decodificar estos desdenes. Toda mujer sabe que, lo que empieza como galantería, no se sabe dónde termina. Por eso, en su casona exhumó con bronca los cajones de denuncias y enojos. Y para no golpear directamente a Macri y a su nuevo amor, decidió pegarles a sus ministros. Le tuvo piedad a Dujovne, que ya tiene bastante con lo que no tiene. Y se la agarró con el de Justicia. Su ataque dejó temblando un palco oficial tambaleante que cuando aparece Lilita desentierra sus bolsos de disculpas. En una semana donde no faltaron chispazos enemigos y fuego amigo, La Carrió sumó otros trastornos a un equipo gubernamental que ya no avanza, sólo ataja. Y no mucho. Y la lechuza estuvo allí, durante todos estos días, entre el despacho de Vidal, la Legislatura y la estatua del Gran Capitán, dándole paisaje institucional a un avistaje que se pobló de piquetes y arrebatos, con senegaleses y criollos a las corridas.
El palco oficial tambalea y cuando aparece Lilita desentierra los bolsos de disculpas
La Comuna anda cazando infractores para mejorar conductas y recaudaciones. Y la tesorería municipal, lista para el achique, encontró algo de ideología en ese salvataje. Como el Zoológico es tan caro y tan repudiado, la misión animalesca de la comuna estará dedicada a rescatar bichos en desuso o abandonados, para restaurarlos y devolverlos a su hábitat. Una estrategia que habrá que humanizar para poder intervenir en una realidad donde los lechuzones de los malos presentimientos están sobrando. La cosa está brava y no sólo para las lechuzas. La meta de quién llega primero a los 45 –inflación, dólar, nafta- es parte de un tembladeral nacional donde sobran las 45. Pero bueno, siempre está el cielo para dar esperanzas. Y con buen sol arrancó la peregrinación anual a Luján, que esta vez tiene ministros pidiéndole a la Virgen que santifique mercados y ponga angelitos en los sindicatos. Pero la Virgen, que no da abasto con tanto desesperado, deberá rehacer su evangelio para acoger a un equipo económico que se arrodilla seguido para no desentonar con una actualidad que invita más al rezo que al optimismo. Lilita al fin se hizo eco de una realidad que pide otras opciones para el amor, la política, la peregrinación y la economía. Y demostró que a Macri le duelen las mujeres. Para calmar a los hombres lo tiene a Frigerio, pero no sabe qué hacer con las dos cristinas, cada una con sus bolsos, y con una Lilita mal pensada y celosa. Macri está sobre ocupado en atajar negligencias y decepciones. Y la ex presidenta no sabe cómo atajar a esos arrepentidos que fueron hasta ayer sus allegados y que ahora aportan datos sobre un choreo tan extendido y con tanto sobrante que obligaba a salir de noche, con escopeta y efectivo, a buscar conventos para depositar los fajos de pecados.
Aquí no se necesita cavar mucho para encontrar frustraciones y pruebas. Lo que está a ras del suelo ya es suficiente. País difícil. La lechuza por lo menos ya está bajo la protección de Garro, que tampoco es para festejar.
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