Empate a lo Boca
Edición Impresa | 8 de Octubre de 2018 | 03:23

Increíble el partido que se le escapó a Racing, verdaderamente. Porque llegó a pasarlo por arriba a Boca, y después de sacar una ventaja de dos goles (Lisandro López, el autor), con amenaza de una diferencia mayor, se quedó inexplicablemente y el conjunto Xeneize, que a los 36 minutos del segundo tiempo, prácticamente no tenía chances de evitar la derrota, descontó a través de Ramón Ábila y sobre la hora el colombiano Sebastián Villa selló la igualdad. Fue 2-2 y sobraron las polémicas.
Reparto de puntos entonces en el Cilindro de Avellaneda, entre el puntero del campeonato oficial de Primera, la Superliga, que sigue invicto, pero con otro empate de características similares al anterior, que fue en el debut contra Atlético Tucumán, de visitante, y un conjunto Xeneize alternativo a raíz de la presentación, a mitad de semana, por la Copa Libertadores, contra Cruzeiro.
Y un final caliente por donde se lo mire, con reclamos generales, que mostraron en primer plano a Guillermo Barros Schelotto, acusando al árbitro por los goles de la Academia que, entendió, fueron convertidos en posición adelantada, y a Eduardo Coudet, expulsado, que volvió a la cancha para decirle “de todo” a Darío Herrera.
Comenzó “a mil” la Academia, con un juego muy agresivo, que le permitió imponer condiciones en lo que tiene que ver con el control de la pelota en la línea de medios, recostando sus principales movimientos sobre el carril derecho, sector recorrido, por Augusto Solari.
No apareció Fernando Gago, el encargado de organizar el juego para el visitante, y como nadie apareció para cumplir con su función, el trámite se repitió, y tuvo que ver con sostenidos ataques contra el arco de Agustín Rossi, quien más temprano que lo imaginado sufrió el 1 a 0.
La apertura lejos estuvo de calmar las ambiciones de Racing, que antes de cumplirse la primera media hora asustó por lo menos con un par de situaciones de alto riesgo, y una de las cuales dejó muy mal parado al arquero, que falló groseramente en la salida para cortar un centro desde la izquierda.
Pasó que el equipo que dirige Guillermo Barros Schelotto hizo la entrada en calor con terreno seco, el cual se regó cuando los jugadores regresaron al vestuario para cambiarse, y con tapones equivocados, porque emplearon los bajos, les costó mantener la vertical en situaciones determinantes.
Le sucedió a Carlos Tevez, que patinó dentro del área, e incluso se golpeó el hombro izquierdo; también a Cristian Pavón, quien aterrizó en un enganche; y ya en tiempo de descuento, justamente Gago dispuso de la situación que más cerca estuvo de registrar el empate, que evitó Gabriel Arias.
El final del primer tiempo mostró escenas verdaderamente increíbles, con medio equipo boquense, más los hermanos Barros Schelotto, presionando a Darío Herrera, el árbitro, y a Germán Delfino, el cuarto, por situaciones que consideraron equivocadas.
Pidieron una supuesta posición adelantada en el gol, y algo más, y por la televisión fue posible ver al cuarto árbitro diciéndole a Pavón: “Vos no jugás el segundo tiempo”. ¿Qué pasó después? Nada, el delantero volvió a la cancha como si nada.
Completo, pues la amenaza del cuarto árbitro de impulsar la expulsión de Pavón no se trasladó a la realidad, Boca logró imponer condiciones al menos en el comienzo de la segunda etapa, y llegó a ponerlo al rival apretado contra su propio arco, el que pasó un par de situaciones de mediano riesgo.
Pero ni bien pudo salir Racing, chau, se terminó el partido, con un nuevo gol de Lisandro López, quien primero encendió todas las luces de alarma en la defensa boquense en jugada que se interrumpió a raíz de una posición adelantada, y en la siguiente llegada se efectivizó tras una asistencia de Cristaldo, que Licha resolvió con la categoría de un gran goleador.
Ricardo Centurión entró por el goleador del partido, que se retiró ovacionado, el trámite se encaminó a una goleada, pero descontó “Wanchope” al capturar un rebote y con el final a la vista, el colombiano Villa, entrando por derecha, encontró un empate que no estaba en los planes de nadie.
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