Condenaron a un comerciante platense acusado de abusar de la hija de su novia

Los hechos ocurrieron entre 2012 y 2013, cuando la niña tenía 11. Esa misma cantidad de años fue el monto que le aplicaron como pena. El desgarrador relato de la menor y su madre, sobre el caso y las secuelas

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“En ese momento él y mi mamá estaban juntos. Esto fue en noviembre de 2012 y duró hasta el principio de 2013. Me buscaba, venía hacia mí todo el tiempo y me empezaba a tocar. Buscar quiero decir tocar. El se dirigía hacia mí nada más. Cuando yo me peleaba con mi mamá sabía que mi mamá tenía razón, pero él me seguía defendiendo a mí; me peleaba con alguna de mis hermanas y él me defendía a mí, me hacía regalos todo el tiempo. Me tocaba todo el cuerpo, me manoseaba y yo le decía que salga. Me tocaba y me decía que no le contara nada a mi mamá porque era un secreto. Me decía que él quería estar conmigo, que mi mamá no le importaba y se empezaba a sacar la ropa. Yo me iba”.

“Le dije a mi hermana que se lo cuente a papá porque yo tenía culpa y miedo de contarle a mi mamá”

Víctima de los abusos

 

Este relato es un breve fragmento de lo que denunció una niña hace poco más de 5 años, cuando ella tenía 12, y dio origen a una causa que semanas atrás se ventiló en juicio en los tribunales orales de La Plata: el acusado, un comerciante de la Ciudad identificado como Eduardo Enrique Berlingeri (52), fue condenado a 11 años de prisión por “abuso sexual gravemente ultrajante agravado por ser cometido por un encargado de la guarda”.

“Yo hubiese querido una condena mucho más larga, ya que el daño psicológico que le provocó a mi hija no tiene fin y cuanto más tiempo esté condenado no habrá más víctimas”, dijo la madre de la menor a este diario.

Los jueces del Tribunal I, Hernán Javier Decastelli, Liliana Torrisi y Ramiro Fernández Lorenzo, dieron por acreditado que los hechos ocurrieron en viviendas de La Plata (en la de la víctima, en Villa Elisa, y la del acusado, en la zona de Parque Saavedra) “desde el mes de septiembre del año 2012 hasta aproximadamente el 11 de abril del año 2013”.

Confirmaron que el imputado se aprovechó de “ser el encargado del cuidado o guarda de hecho de la menor de 11 años en virtud de la relación sentimental existente con la madre de la misma”, para “propinarle en reiteradas oportunidades tocamientos en sus genitales” y practicarle “sexo oral vaginal contra la voluntad de la misma”.

El tribunal tuvo en cuenta como agravante “la extensión del daño sufrido por la víctima”, al mencionar “los múltiples trastornos psicológicos que le acarreó”, representados “en continuas situaciones de angustia, cambios de ánimo, baja en el rendimiento escolar, mudanzas de establecimientos educativos, sueños nocturnos o pesadillas con el imputado, que la llevan a dormir con la luz prendida y ataques de llanto”, detallaron en el fallo al que accedió este diario.

La víctima de esta historia no será identificada, como tampoco su mamá, ni nadie de su entorno. Sólo se dirá que ahora tiene 17 años y, con ayuda profesional, intenta reconstruir de a poco su vida, después de repetir un año de la secundaria y hasta “tener fobia de salir a la calle por temor a encontrarse con Berlingeri”, reveló su madre. Es que pasó mucho tiempo antes de que el acusado quedara detenido en la cárcel de Olmos, donde terminará de purgar la pena.

Por lo pronto, su hija trata de enfocarse en los estudios y decidir qué carrera seguirá cuando termine la secundaria, el próximo año. Es probable que se incline por psicología.

“FUE UN CAOS”

En su veredicto, los jueces valoraron que “la menor refirió el prolongado padecimiento en que sufrió estos manoseos, recordando cuándo comenzaron y cuando culminaron al animarse a contar esta vivencia y salir del temor o culpa en que se encontraba”. Resaltaron, además, que el relato “coincide con los testimonios que engloban las situaciones por un periodo de 8 meses”, al referir las zonas “que fue tocada por debajo y por arriba de la ropa, besos en la boca y prácticas de sexo oral”, que incluyeron “capturas de fotos con el celular”.

La nena se atrevió a contar lo que pasaba una noche de abril de 2013, mientras chateaba por Facebook con su hermana mayor, quien vivía con el padre. “Ella me dijo que me tenía que contar algo que hace mucho que me quería decir, pero que no se animaba”, recordó la hermana en el juicio. Su insistencia logró que la niña sacara a la luz los episodios que había vivido por lo menos 8 veces (según se confirmó en el juicio), la hermana mayor despertó al padre para contárselo y éste llamó a su ex mujer. “No lo podía creer”, admitió ella, “me dirigí a la habitación (de la víctima) y estaba llorando. Le dije que se vista, que íbamos a la comisaría de la Mujer”.

“Había comprado un montón de chocolates. Se sentó al lado y me empezó a tocar”

 

Para entonces, ella ya no estaba en pareja con el imputado, con quien tuvo una relación “de idas y vueltas” que duró unos 6 años (entre 2006 y 2012) e incluyó denuncias por violencia de género. “Siempre volvíamos, lo perdonaba”, lamentó. Una vez que se radicó la denuncia por abuso, todo “fue un caos”, reconoció la madre de la niña, porque “tenía vergüenza de salir”, pero “después de la Cámara Gesell me dijo que se había sacado una mochila y quería contarlo en el colegio”.

“Tanto ella como yo queremos encontrar la manera de ayudar a otras víctimas que pasaron por lo mismo”, concluyó la madre.

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