Escritos de un futuro indecente

El platense Pablo Pujol acaba de publicar “Eneas malherido”, su segunda novela, bajo el sello Nueva Cartago

Edición Impresa

Por MARCOS NÚÑEZ

Un tal Pablo Pujol, que no es el Pablo Pujol autor sino un personaje, hace una advertencia en las primeras páginas de la novela: las crónicas anónimas que componen “Eneas malherido” expresan “veracidad antes que belleza o aventura”. Esta renuncia, a la “belleza o aventura”, no hace más que subrayar el carácter de urgencia de los relatos que dan cuenta de una realidad distópica en la que Buenos Aires fue invadida y sitiada por entes que no terminamos de conocer. Las crónicas, por cierto, provienen de un futuro no muy lejano: están fechadas en 2067.

El escritor, guionista y realizador audiovisual Pablo Pujol se animó a esta ficción especulativa después de una gran primera novela, Cajas chinas, con la que incursionó en el policial negro. Los once relatos que componen “Eneas malherido” tienen como centro las operaciones de un grupo de resistentes que intentan erosionar el gobierno de los invasores. Irene, Elena, el negro Heredia, el Topo Magaldi, el enano Tapia, Bramante, Cachorro, el ingeniero Luna y Carmina son habitantes de un submundo que es imperio de la oscuridad, las detonaciones y la sangre; en el que rige una prohibición mundial de la edición de libros de papel por supuestas razones ecológicas y en el que es casi imposible encontrar vegetales comestibles debido a las salvajes mutaciones agroquímicas.

Los cronistas, aunque diversos, dan forma a un relato unívoco. Se trata de narradores que se mueven en el contorno de los hechos; a veces, sesgados, intentan reconstruirlos, otras, refieren lo que alguien más les contó. Tienen en claro el papel que juegan: no son los protagonistas. Y aun así son conscientes de la importancia y la necesidad de construir un pasado común porque, al menos, de esa manera será más factible torcer ese futuro que habitan, barrido por el saqueo y la concentración del capital. La escritura, entonces, es vital. Y es esperanza. El signo lingüístico, como ningún otro instrumento, es la clave del libro, y de los tiempos: del pasado y del porvenir. Y claro, del presente.

Pujol configura en su relato del futuro una crítica del presente, y aquí la narración quizás peca de pedagógica porque explica que la concentración mediática aplastó las subjetividades con la complicidad del Estado, un Estado que no sólo permitió eso sino que está detrás de NeoCortex, la empresa que comercializa neurófonos o teléfonos cerebrales, dispositivos que, implantados en los cerebros, permiten realizar y recibir llamadas y mensajes con el solo acto de pensar en ello. Los resistentes, con la colaboración de docentes e investigadores de las universidades de La Plata y Buenos Aires –es notable el lugar que Pujol concede a la educación pública–, no tardan en descubrir que esta tecnología les sirve para inocular ideas e imágenes para perpetuarse en el poder y, a su vez, interceptar y diluir “pensamientos inconvenientes”. Quienes logran escapar a esta parafernalia incansable sobreviven guarecidos en parques industriales en ruinas y en monstruosos edificios a punto de derrumbarse.

El uso de locaciones reconocibles para el lector de este punto del planeta –puentes, ríos, calles, estadios– tornan esta épica de la resistencia un suceso posible, incluso inminente. Deberemos esperar 50 años para creerlo. ¿Deberemos esperar?

 

ENEAS MALHERIDO
PABLO PUJOL
Editorial: Nueva Cartago
Páginas: 224
Precio: $450

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE