La importancia de la vida sana para prevenir males cardíacos

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Un nuevo informe científico, que acaba de señalar que la realización de ejercicios físicos en forma constante reduce en gran medida el riesgo de sufrir insuficiencia cardíaca, consolida más la necesidad de replantear campañas de prevención y reforzar los programas que apuntan a generar una conciencia y un estilo de vida saludables.

Tal como se informó, un estudio publicado por investigadores del hospital universitario estadounidense John Hopkins Medicine, que analizaron a más de 11.000 adultos durante 19 años, determinó que hacer 150 minutos de ejercicio por semana durante al menos seis años consecutivos durante la mediana edad reduce más de un 30 por ciento el riesgo de sufrir alguna dolencia cardíaca.

El estudio, publicado en los últimos días en la revista “Circulation”, demostró además que pasar seis años sin realizar actividad física durante esa etapa de la vida se relaciona con un mayor riesgo de ese trastorno, que según estadísticas oficiales se convirtió en los últimos 20 años en la principal causa de muerte en la Argentina.

En términos cotidianos, dice el informe, los hallazgos sugieren que realizar los 150 minutos recomendados de actividad moderada a vigorosa cada semana en la mediana edad, como caminar rápido o andar en bicicleta, puede ser suficiente para reducir el riesgo de insuficiencia cardíaca en un 31 por ciento. Varios estudios, se sabe, sugieren que las personas más activas físicamente tienen menores riesgos de insuficiencia cardíaca que aquellas menos activas, pero se sabía poco sobre el impacto de los cambios en los niveles de ejercicio en el tiempo y su relación con esa condición cardiológica.

Cabría recordar que, en los últimos años, estadísticas médicas realizadas en nuestro país establecieron que uno de cada cinco mayores de 40 años de edad padece de insuficiencia cardíaca crónica, más de 40 mil mueren por año a raíz de paros cardíacos repentinos y además se calcula que más de 15.500 infartados mueren cada año en el país, según los datos que manejan el ministerio de Salud de la Nación, la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Federación Argentina de Cardiología. Sin embargo, los expertos consideran que tanto los casos de infartos anuales como los de prevalencia de la enfermedad podrían ser incluso mayores dado que hay afectados que mueren y no llegan a ser registrados en el sistema de salud.

Los especialistas argentinos aseguraron que cambiar el estilo de vida, como por ejemplo dejar de fumar o hacer ejercicio regularmente, ayudaría a disminuir en un 80 por ciento las enfermedades cardiovasculares. Añadieron que el 55 por ciento de la población es sedentaria, el 37 padece sobrepeso y el 21 obesidad, destacándose que, habitualmente, recién se toma conciencia cuando se enfrenta a un evento desafortunado.

Es evidente, entonces, la necesidad de trabajar sobre los distintos factores que provocan este tipo de patologías. También deben existir campañas más adecuadas sobre los hábitos alimenticios y los riesgos que representan determinados alimentos, además de las que apunten a promover el aerobismo y los ejercicios físicos no sólo en la media, sino en todas las edades.

Otro punto fundamental es que se impulsen programas sanitarios para que este tipo de patologías puedan detectarse a tiempo. Es sabido que un diagnóstico oportuno reduce enormemente los riesgos de muerte y permite un tratamiento eficaz. Se trata, en definitiva, de que datos como los aquí mencionados y otros que arrojan resultados semejantes, sirvan como un llamado de atención tanto en la población como en los sistemas de salud de la Nación y las provincias.

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