El crimen de Francisco, el joven que soñaba con unirse a Médicos Sin Fronteras

El 3 de abril del 2015 los sueños de Francisco Guerrero quedaron truncos para siempre. Una bala que perforó la aurícula del corazón y la vena cava del joven oriundo de Concordia, que había desembarcado en La Plata para estudiar medicina, le puso fin a todos los anhelos y las metas que "Panchi" se había fijado, entre ellas aquella de unirse a la organización médica y humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras. 

El crimen del joven médico ocurrió en el barrio El Mondongo cuando Guerrero, en compañía de su novia Gimena Juri, se dirigía a una fiesta. Eran las 22.00 y ambos iban caminando por calle 66, entre 115 y 116, cuando de repente quedaron cercados por una moto Honda Wave. 

En ese vehículo viajaban Ezequiel Jones y Milton Santiago Perea Gamboa, los dos delincuentes que, según lo que se pudo establecer en el juicio que concluyó la semana pasada, fueron responsables del asalto y ejecución de Francisco Guerrero. Ambos fueron hallados culpables del asesinato y fueron condenados a prisión perpetua. 

Una vez que Jones y Perea lograron bloquear el recorrido de la pareja, Perea se bajó de la moto y exigió a Francisco mientras lo apuntaba con un arma que le entregara sus pertenencias mientras Jones seguía en el volante para, una vez concretado el asalto, pudieran darse a la fuga raudamente. 

"Esto es un robo dame lo que tenés” se le escuchó decir a los dos malvivientes. Pero el joven médico se resistió al robo y, tras forcejar con Perea, este último lo empujó, le apuntó al pecho y gatilló. Luego el ladrón tomó el bolso del joven malherido y tal como lo habían previsto, se dieron a la fuga del lugar a toda velocidad. 

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Ante la tardanza de la ambulancia, un hombre se ofreció a llevar a la víctima hasta el Policlínico.

El proyectil fue directo al corazón de Guerrero. Pese a los esfuerzos que hicieron sus colegas del hospital San Martín no se pudieron restaurar los tejidos del órgano que la bala destruyó. 

Poco tiempo después del hecho, Pablo Caro, médico del hospital Gutiérrez en el que Francisco estaba realizando su residencia, aseguró que si la bala hubiese perforado sólo la aurícula del corazón "a lo mejor se salvaba".

Si bien la intención de Francisco de proteger a su novia el día el asesinato había sido mencionada en distintas ocasiones por su familia, hace pocas jornadas, en una de las audiencias del juicio, su novia volvió a referirse a aquella actitud de arrojo que demostró tener Guerrero.

Con dolor y la voz entrecortada hasta las lágrimas, Jimena Juri, la novia del joven profesional entrerriano, dio a entender que su novio le salvó la vida y que ese certero disparo en el corazón de Guerrero pudo haber sido para ella.

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