Lo que dejó la primera noche de Roger Waters

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CUANDO LA EMOCIÓN ESTÁ POR ENCIMA DE TODO

Por Nicolás Nardini
nnardini@eldia.com

No hay pantalla LED ultra HD, ni sonido envolvente, ni columnas retráctiles, ni elementos voladores manejados a control remoto que superen esos pequeños instantes mágicos que Roger Waters protagonizó con la complicidad de su público. Porque las lágrimas de ese tipo de 1,91 metro de estatura y 75 años, con más de cuatro décadas en las rutas mundiales de la música y unos cuantos millones de libras en su cuenta bancaria, fueron el reflejo de un artista comprometido con sus causas que emocionó -y se emocionó- por la devolución de los que estuvimos debajo del escenario.

Fueron instantes sublimes, que trascienden a una puesta en escena y a la propia música. Las canciones fueron una excusa.

 

 

DESLUMBRANTE, PESE A LO QUE PARECEN CONTRADICCIONES

Por Luis Moreiro
lmoreiro@eldia.com

¿Cómo explicar la resistencia a las redes sociales -personificadas en Mark Zuckerberg- quepropugna Roger Waters cuando frente de si tiene a 50 mil almas retratándalo con teléfonos celulares? No es fácil entender su resistencia al capitalismo cuando la magnífica escenografía de su grandioso show es, precisamente, un compendio de la tecnología capitalista puesta a su servicio. ¿Vale la crítica por sus convicciones políticas y sociales -algunas de ellas muy lejanas para el argentino medio- a un artista capaz de conmover a 50 mil almas que disfrutaron de su show?

Si la apuesta es a “tómelo o déjelo”, me quedo con la última. Y con su sentido y real homenaje a las Madres de Malvinas. Y, por supuesto, con su música.

 

 

UN DIOS MUSICAL, UN MAESTRO DE CEREMONIAS DISTANTE

Por Pedro Garay
pgaray@eldia.com

A ver. Roger Waters sonó en la noche del martes como los dioses, apoyado por una banda lujosa, dos coristas poderosas y un conjunto de canciones inmortales que siguen poniendo la piel de gallina con su potencia y su actualidad.

Aún así, esta vez el maestro de ceremonias que supo enardecer a nueve Monumentales consecutivos, pareció distante, menos teatral y arengador, poco comunicativo, hasta tristón. Solo habló con el público (que respondió a este liderazgo cabizbajo con una actitud fría, con poco entusiasmo) al final del recital, donde, además, quebró en llanto. ¿Será que el estado del mundo contra el que canta en su nuevo disco y en toda su discografía, terminó por quebrar al líder de la resistencia?

 

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