El saldo comercial mejora, pero por la drástica caída de las importaciones

Noviembre registró el mayor superávit del año, pero por la merma en las compras externas, en especial de bienes de capital

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Los datos del intercambio comercial de noviembre fue celebrado como un verdadero logro por las autoridades nacionales. Es que por tercer mes consecutivo la balanza comercial arrojó un resultado positivo y además fue el más elevado del año.

Sin embargo, desde distintos sectores se advierte que en realidad estos resultados son el reflejo de varios factores, muchos de ellos no tan positivos.

En primer término los saltos en el valor del dólar hace que las importaciones se reduzcan, mientras que las ventas al mundo necesitan para reaccionar un período más largo.

Esto es lo que está ocurriendo con el comercio exterior argentino, que ya está reflejando en las estadísticas la influencia de un billete verde cuyo precio se duplicó en un año.

Según los datos del Indec del miércoles, lo que realmente sucedió es que las compras al exterior en noviembre sufrieron un fuerte desplome interanual, del orden del 29,2%.

En total, se realizaron importaciones por U$S 4.365 millones cuando hace un año el monto había alcanzado los casi U$S 6.200 millones.

Para encontrar un desplome superior, hay que retroceder a septiembre de 2009, en plena crisis internacional y la histórica sequía del agro –que también impactó en menores importaciones-, sumado a las primeras trabas aduaneras, terminaron reflejándose en un menor dinamismo.

Otro dato importante es que en noviembre los precios de los productos importados registraron una suba de casi 8%, mientras que las cantidades experimentaron un desplome de casi 34,5%.

Es decir que, en volúmenes, el panorama es más duro todavía y pone de manifiesto cómo está impactando el salto del dólar y la floja performance del consumo y de la industria.

En cuanto a los grandes rubros, quienes están liderando las mayores caídas son los vehículos: en noviembre, las compras al exterior (principalmente desde Brasil) se achicaron un 52%. Esto obedece al duro panorama que enfrentan las marcas en el plano local, con patentamientos que no paran de caer mes a mes debido a los saltos de precios de los 0 Km y a las altas tasas de interés, que encarecieron sustancialmente el financiamiento.

Por otro lado muchas terminales comenzaron a realizar severos ajustes en las importaciones desde Brasil para cumplir con el flex de 1,5 por cada dólar, en el año para evitar severas multas.

EFECTO RECESIVO

Al mismo tiempo, los bienes de capital también experimentaron un freno, con una contracción del 46%, seguido por las piezas y accesorios de maquinarias, así como repuestos para el ensamblado de teléfonos celulares, que en conjunto sufrieron una caída del 40%.

En tanto que los bienes de consumo mostraron un bajón interanual del 35%. Estos números preocupan porque no sólo son consecuencia de la debilidad de la demanda minorista, sino también, un reflejo del tibio comportamiento que está exhibiendo la inversión privada y la obra pública, en un contexto en el que el Gobierno avanza con su plan de achique del gasto público y con el anuncio de la suspensión, al menos por ahora de las obras públicas por Participación Pública Privada (PPP) una de las apuestas para reactivar.

 

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