Alerta por los efectos que puede provocar la ola de calor
Edición Impresa | 31 de Diciembre de 2018 | 01:21

Los pronósticos del Servicio Meteorológico Nacional indicativos de que las altas temperaturas reinantes continuarán por varias jornadas más debieran servir para que la población tenga presente y atienda las recomendaciones necesarias para no sufrir los efectos propios del calor. Afortunadamente, en esta ocasión los pronósticos meteorológicos anticipan la probabilidad de chaparrones y tormentas aisladas que, de ocurrir, podrían aliviar en parte por un descenso en las temperaturas medias.
Lo cierto es que en el curso de la semana pasada y desde primeras horas de las mañanas, con registros de humedad que superaron el 80 por ciento y elevadas marcas de sensación térmica, que promediaron más de 30 grados, la Ciudad vivió muchas jornadas de agobio. Tales condiciones se reiteraron el sábado y domingo pasados. Cabe señalar que las condiciones de tiempo inestable y altas marcas térmicas se extendieron también a la Costa Atlántica y, en general al resto del territorio del país.
Si bien se alude con insistencia al denominado cambio climático como causante de una elevación global de las temperaturas, en un fenómeno que se habría intensificado en la última década, también es cierto que los meteorólogos detallaron que la ola de calor más intensa fue la llamada “semana de fuego”, que se presentó entre el 1 y el 8 de febrero del año 1900 y que dejó por saldo decenas de muertos en la Ciudad. Indicaron que se conformó con ocho días seguidos, en los que el más fresco no bajó de 24 grados de mínima, y todos los demás tuvieron mínimas de 27º y máximas de 37º. Recordaron que en aquel caso de hablaba de temperatura propiamente dicho, no de sensación térmica que en esa época no existía como medición.
Lo cierto es que, a pesar de haber pronósticos de lluvia y tormentas para la semana en nuestra región, los datos ofrecidos por el Servicio Meteorológico Nacional demuestran que sólo habrá disminuciones parciales de la temperatura y que la ola de calor se mantendrá al menos durante varios días.
Debiera también consignarse que la ola de calor puede afectar a todas las personas saludables y no sólo a los grupos de riesgo. Como se sabe, el golpe de calor es la primera y más grave consecuencia de la prolongación de las altas temperaturas y, desde luego, puede resultar más severo cuando los afectados son bebés, niños, ancianos y personas con enfermedades crónicas.
Desde las áreas médicas se aconseja prevenir esta grave alternativa con hidratación permanente -incluso si no se tiene sed-; ropa liviana; dejar de exponerse al sol entre las 10 y las 16 y no realizar actividad física de alto impacto. Se destaca también que las señales del golpe de calor varían de una persona a otra, pero suelen incluir una temperatura corporal extremadamente elevada -por encima de 39.5 grados-, dolor de cabeza, náuseas, mareo y piel enrojecida, caliente y sin sudor.
Sin embargo, es evidente que en muchos casos, por ejemplo, las simples exposiciones solares, además de impulsar mecanismos de prevención y de eventual tratamiento, el Estado debería ocuparse de modificar estructuralmente el hábitat muchas veces inhumano, en el que viven miles de niños y ancianos obligados por las circunstancias.
Se habla de familias numerosas, integradas muchas veces por ciudadanos que carecen de posibilidades de acceder a condiciones de vida más dignas, en situaciones que no colaboran precisamente para que puedan adoptar recaudos preventivos mínimos.
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