Diego Abal jugó como para sacarse el partido de encima
Edición Impresa | 11 de Febrero de 2018 | 05:51

Por MARTÍN CABRERA
mcabrera@eldia.com
Diego Abal se fue del Bosque con sabor a poco, como los jugadores y los hinchas. Es que tampoco tuvo un buen partido, y si bien no dejó una duda muy grande como para el debate en la semana, tampoco acertó en el manejo de las acciones.
El árbitro intentó tener el partido con riendas cortas, al punto de amonestar a Lucas Melano a los 6 minutos y a Ezequiel Bonifacio dos minutos después. Ambas por faltas fuertes pero que en otros partidos hubiesen sido desapercibidas.
Luego siempre optó por lo más fácil: falta de los atacantes en detrimento de los defensores. Juego interrumpido y el problema bien lejos. Además, nunca supo dar bien la ley de ventaja, equivocándose en partes iguales contra ambos equipos.
Las jugadas más polémicas se sucedieron en el tramo final del partido. La primera fue a poco de finalizar el primer tiempo y tuvo como protagonista a Lucas Melano. El delantero de Estudiantes fue el primero en ser amonestado y luego cometió una falta en la entrada del área que bien pudo valerle la segunda amarilla. Abal abrió los brazos ante el reclamo de los jugadores de Gimnasia.
La segunda polémica llegó a los 38 minutos, cuando Facundo Oreja cayó dentro del área y tocó la pelota con su brazo derecho. La jugada fue invalidada porque al momento de su caída cobró una infracción de Gastón Giménez, que realmente no cometió. Pero así como la falta no existió, tampoco fue tan clara la mano de Oreja, ya que tocó la pelota producto de su caída. Lindo debate hubiese sido.
La última jugada que despertó alguna duda fue una de las últimas acciones del partido. Contragolpe para Estudiantes que encabezó Rodrigo Braña, tras una pérdida en la mitad de la cancha. El Chapu arrancó la corrida y Agustín Bolívar lo cruzó en la mitad de la cancha con mucha violencia, al cruzarle su pierna derecha en el mismo izquierdo del jugador albirrojo.
Aquí Abal le mostró la tarjeta amarilla, que tuvo gusto a poco, porque realmente la jugada estuvo cerca del color rojo, por la violencia y la forma utilizada.
Fue tan notoria la falta que Braña le discutió unos cuantos segundos al árbitro y se quedó protestando unos minutos después del partido. Le mostró su muslo y le reclamo la expulsión. Ya es historia, como el arbitraje de Diego Abal, que tal vez ayer haya dirigido su último clásico platense.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE