El día a día de un performer

Edición Impresa

Camila Taranto llegó a Fuerza Bruta en 2010, tras superar, como todos los performers del grupo, un casting precio exhaustivo donde “más allá de las condiciones físicas, ver si esa persona tiene la energía necesaria para ser un performer de Fuerza Bruta”.

Los miembros de la compañía la llaman “la energía Fuerza Bruta”, “una energía avasallante” que requiere de gran concentración y conexión. “Tenés que estar muy permeable al espectador, tenés que saber leer lo que le pasa al otro”, explica Taranto.

Esa energía, explica la performer, es clave para salir con el espíritu explotando tras una temporada de dos meses, con dos funciones por día. Cada día comienza dos horas antes del primero show, con una reunión técnica entre actores y el “stage manager” donde se repasa lo que pasó la noche anterior y se pulen detalles: luego se realiza la obligatoria entrada en calor (“cada uno hace la disciplina que necesita para entrar en calor”, dice Taranto, que elige zumba, actividad de la cual es instructora) y, finalmente, llegan los dos shows. El teatro queda vacío alrededor de la medianoche, pero todavía hay que cenar: al hotel se arriba cerca de las dos de la mañana, por que, confiesa Taranto entre risas, “tratamos de levantarnos a un horario razonable” para disfrutar un ratito de playa.

Está claro que los integrantes de Fuerza Bruta son seres especiales: Camila, por ejemplo, aprovecha los ratos libres en la Costa para dar clases de zumba, como si el raid de cada noche no alcanzara para extenuarla.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE