Por qué verla

Edición Impresa

RITMO VÉRTIGO

Es verano. El espectador llega a su casa, agotado tras una jornada laboral donde sufre el impacto físico de los más de 30 grados de calor, y el impacto emocional de estar encerrado mientras afuera la gente disfruta de las piletas; o bien aterriza en un departamento alquilado en la Costa, tras horas de lidiar con la muchedumbre, los chicos que quieren consumir, las colas y el cansancio de un día bajo el sol. Ese espectador veraniego no quiere ver la última de Yorgos Lanthimos, probablemente, y prefiere un entretenimiento burbujeante. Como “La Casa de Papel”.

La serie es puro ritmo: con espíritu de folletín, las acciones peligrosas se suceden cada minuto, y lejos de las complejidades de la tevé de hoy, el conflicto es claro, ideal para apagar el cerebro y disfrutar el final del día: hay un robo, hay policías y ladrones, hay compromisos emocionales, romances prohibidos, pasiones que complican el racional robo planificado por El Profesor.

ACTORES BONITOS

También hay una serie de protagonistas muy bonitos, algo que no hace para nada mal al espectador que solo quiere divertirse: Ursula Corberó (Tokio en la serie), despierta pasiones en la platea masculina, mientras que las chicas suspiran por Río (Miguel Herrán) y Denver (Jaime Menéndez Lorente).

EL ATRACTIVO DEL CRIMEN

Las historias sobre criminales, además, suelen conectar particularmente con los espectadores: pobladas de antihéroes imperfectos, también se alimentan de las fantasías del espectador medio de, algún día, tomar revancha contra un sistema injusto.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE