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Edición Impresa | 15 de Febrero de 2018 | 02:38

MAESTROS Y LA POBREZA
Miguel Angel Reguera expresa: “Una jornada simple para el maestro es un salario de hambre según el Indec, que señala que una familia, con dos niños, debe tener ingresos de 16.700 pesos para no ser pobre. Trabajar en dos colegios, tiempo de corrección en casa, reuniones extra-horario, estudio y preparación de clases, significa sobreempleo, stress, depresión, síndrome del quemado, hipoacusia, disfonías, ausentismo y suplentes que en caso de enfermarse o embarazos serán reemplazados por otros. En tanto los alumnos ven que el sistema multiplica las inequidades socio-económicas y que a la vez que se les exige adquirir conocimientos, los encargados de guiarlos no son reconocidos. Entonces preguntan ¿Para qué voy a estudiar?. Es momento de elevar la vara y no hablar de porcentajes sino de un salario digno que permita perfeccionarse, acceder a los bienes culturales (libros, teatro, diarios, internet) que hacen a un docente formado e informado y también que permita atraer a los más capaces hacia el magisterio. ¿Quien se anima a romper la dinámica de salarios de miseria- huelgas- alumnos y familias rehenes de esta lógica perversa?.
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