Terror en los Óscar: el “género menor” quiere dar el batacazo con “Huye”

La cinta de Jordan Peele opta por cuatro estatuillas, incluida mejor cinta: sólo un filme del género ganó el premio en toda la historia

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Si “Huye” se lleva a casa, este domingo en la entrega de los Premios de la Academia, el galardón a mejor filme, se convertirá en apenas la segunda cinta de terror en ganar el premio: en su historia la Academia sistemáticamente ha dejado de lado a los géneros populares entre sus nominados y galardonados, y el terror, forma que ha dado varios filmes seminales en la historia del séptimo arte, que ha dado forma a las pesadillas metafísicas por generaciones y empujado los límites audiovisuales durante décadas, ha sido el género que más ha perjudicado este notorio y estudiado “prejuicio” de los votantes.

El sitio especializado FilmSite estudió, de hecho, este fenómeno, concluyó que estadísticamente las cintas con más chances de ser nominadas o ganar como mejor película son dramas, cintas sobre problemáticas sociales, filmes inspiracionales, biopics o filmes con pretensiones literarias; por otro lado, las cintas de acción, el cine “para toda la familia”, las películas “pochocleras”, los westerns, la ciencia ficción, la comedia, los superhéroes y el horror tienen chances significativamente menores, lo cual deja a casi toda la gran historia del cine estadounidense fuera de carrera antes de comenzar (y señala la visión cortoplacista y sesgada de una ceremonia que se considera a sí misma universal).

Para colmo, el terror, escribe Aja Romano en Vox, “ha tenido que luchar por ser respetado por la crítica, debido a que se lo considera lascivo, barato, en lugar de ‘serio”: como consecuencia, el género ha quedado relegado históricamente a conformarse con algunos premios técnicos, cuando ha conseguido acceder a la ceremonia. Lo cual revista cierto sentido, ya que en el cine de horror es donde han tenido mayor impacto los avances técnicos y los efectos prácticos: “Estar dirigido hacia los efectos visuales y de sonido puede ser otro motivo por el cual la Academia a menudo no consigue mirar más allá de estos aspectos y considerar la calidad artística o el impacto cultural de estos filmes”.

Y el impacto cultural del cine de terror ha sido notable: género masivo por excelencia, en numerosas oportunidades ha utilizado la forma para realizar potentes comentarios sociales, a menudo en épocas donde el cine evitaba “embarrarse”. Sin embargo, el terror apenas tiene un Óscar a mejor película en su vitrina, mientras colecciona premios “técnicos” con sus mejores exponentes: desde la obra maestra de James Whale “La novia de Frankenstein” (1935) y la fundamental “La noche de los muertos vivos” (1968) al cine de Hitchcock y las primeras películas de Spielberg (“Tiburón”, “Poltergeist”), desde “El bebé de Rosemary” (1968), “La profecía” (1976) y “Alien” (1979) a “Sexto sentido” (1999), el cine de terror ha aprendido a conformarse y buscar su reconocimiento en otro lado (en la taquilla, por ejemplo, donde continúa siendo una apuesta casi siempre exitosa).

¿VIENTOS DE CAMBIO?

Pero algo parece estar cambiando: quizás las cuatro nominaciones a “Huye” (incluyendo película, director, actor y guión) podrían ser el resultado de un proceso en el que se ha flexibilizado el “prejuicio” (tal vez no, de todos modos). Los inicios de este movimiento pueden intuirse en 1973, con las diez nominaciones para “El exorcista”: su director, William Friedkin, venía de realizar “Contacto en Francia”, la ganadora a mejor cinta y dirección en 1972, y su prestigio empujó a los votantes a ver una película de terror bajo otra luz. De todos modos, “El exorcista” sólo ganaría dos premios.

Pero desde entonces, ciertas expresiones del terror consiguieron ganar prestigio. Todos los nominados del género a mejor filme en los Óscar son posteriores a “El exorcista”: “Tiburón” (1975), “El silencio de los inocentes” (1991), “El sexto sentido” (1999) y “Cisne Negro” (2000) consiguieron el reconocimiento. Y en 1991, “El silencio de los inocentes rompió la racha y tras 64 ediciones se convirtió en la primera cinta de terror en ganar un Premio de la Academia.

De hecho, la cinta, que hasta el día de hoy protagoniza un debate entre los puristas (¿puede realmente considerarse al filme “de terror”?), es apenas una de las tres en llevarse a casa los “Grandes Cinco”: ganó, además de mejor película, por su guión, actor (Anthony Hopkins), actriz (Jodie Foster) y director (Jonathan Demme). Un caso casi “freak”, teniendo en cuenta que ya es extraño que una película de terror sea nominada en las principales categorías de los Premios de la Academia.

En ese sentido “Huye” es otra anomalía estadística, con sus nominaciones para guión, actor, director y filme. Pero también reflejo de los cambios de perspectiva de los votantes que, lentamente, vienen sucediendo desde 1973, y que explotaron en los últimos años, luego de que, tras los “Oscars Tan Blancos” y la denuncia de una mayoría de votantes blancos, hombres y veteranos, la Academia pugnara por diversificar su padrón e incluyera votos jóvenes y de minorías.

En ese microclima que atraviesa la industria, donde “Pantera Negra” marca récords en la taquilla y pareciera que nadie puede criticarla, la cinta de Jordan Peele, que pasó por los cines argentinos hace casi un año y que puede verse en Cablevisión Flow, se benefició por poner en pantalla una alegoría del racismo profundo en Estados Unidos, ganando también de los conservadores de la Academia, aquellos que con su voto durante décadas alimentaron el “prejuicio de género” favoreciendo “cintas sobre problemáticas sociales”.

El género de terror apenas ganó un Premio de la Academia como mejor película

 

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