“La enfermedad es avasallante, si la dejás te come vivo”

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“La enfermedad es avasallante, si la dejás te come vivo”, cuenta Maxi Kondratiuk en relación al mal de Wilson, que primero le produjo la pérdida del habla y luego lo dejó sin poder caminar. En ese proceso su mujer decidió separarse y al mismo tiempo él cayó en la cuenta de que ya no podía siquiera cuidar a su hijo: “Fue el peor momento, ahí me quise suicidar dos veces”, confiesa hoy. Ahora su meta hoy es caminar, hablar y comer por sí mismo, sin necesidad de la sonda gástrica. Algunos días son difíciles, pero no claudica. “Si bien físicamente estoy peor, crecí mucho en lo psicológico y emocional”, reconoce junto a Lorena, su actual pareja, a quien conoció en el San Juan de Dios.

 

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