Dos gotas de agua: Cande y el novio que esperó toda su vida

Es modelo, ama los tatuajes y colecciona autos. Se llama Luca Bonomi y llegó para calmar la sed de romance que le dejó Franco Masini

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Se llama Luca y es hijo del empresario Federico Bonomi, dueño de Kosiuko, y de la diseñadora textil Cynthia Kern. Además de eso, es el nuevo novio de Candelaria Tinelli, una chica que a cada paso que da llama la atención.

Separada desde fines del año pasado de Franco Masini, Cande volvió a apostar al amor de la mano de Luca, un joven de 20 años, fanático de las motos y los autos.

El es íntimo amigo de Francisco Tinelli y hasta se dijo que habría sido él mismo quien le presentó a su hermana. Una de las cosas que tiene en común con la diseñadora de ropa es que él también trabaja en una marca de indumentaria.

El joven forma parte de la marca familiar Herencia Argentina, famosa por el programa de viajes y motos Herencia Custom Garage Argentina, en Discovery.

Otro punto en común con Cande son los tatuajes. Aunque no tantos como ella, tiene varios diseños en su haber, sobre todo en sus brazos. No hay que agregar mucho para el caso de su novia: en más de una parte del cuerpo se está haciendo un “black out”, que consiste en rellenar de negro una parte de la piel para tapar un diseño anterior. Lo tiene en el cuello, uno de sus antebrazos y parte de su espalda.

Candelaria viene de protagonizar un verano movido. Un gran tema que llevó a la it girl a las portadas de los medios de la farándula fue el escándalo que protagonizó en enero, cuando supuestamente le robaron la cartera en un restaurante de Punta del Este. ¿Se la robaron o la perdió? Ella no dudó en echar culpas. Pero la gente del restaurante se burló de ella.

Tanto en enero como en el mes pasado, Cande se mostró como cantante en lo que fue su debut en los escenarios.

A todo esto, Luca también parece un joven excéntrico. Se define como un fanático y coleccionista de autos. Según contó hace un tiempo en un blog, su coche favorito es el Camaro, al que customizó él mismo. Como dice el dicho, siempre hay un roto para un descosido...

 

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