Argentina y los lanzamientos tardíos

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Pedro Garay

pgaray@eldia.com

La llegada de “The Handmaid’s Tale” a las pantallas argentinas se celebra, más aún en días donde el debate por la igualdad de género crece en volumen y contenido: el arte, si alguna utilidad tiene, es para construir metáforas de aquello que resulta complejo e invisible, para darle carne, atravesar de emoción opresiones naturalizadas, descolocando así las creencias del espectador a través de una resonancia emocional, la empatía.

Pero los tiempos cambian, y que la serie llegue un año después de que se emitiera completa en la plataforma Hulu (se estrenó en abril de la temporada pasada en ese servicio on demand no disponible en Argentina) asoma como una espera desproporcionada en tiempos de piratería masiva: da la sensación de que la mayoría del público que este interesado en la propuesta ya la ha visto, y quienes no la hayan visto, al verse modificados sus hábitos seriéfilos, probablemente no la descubran a las 23 horas de un domingo, a razón de un episodio por semana, en un canal de cable.

Algo similar pasó con “Fargo”, la serie de Noah Hawley inspirada en la película de los hermanos Coen, que solo se vio en el país a través del servicio on demand de DirecTV antes de su reciente llegada a Netflix; y con “Louie”, la disruptiva serie cómica de Louis CK, hoy mancillado por denuncias de acoso. El público seriéfilo es ansioso y ya no espera a que lo que le interesa aparezca.

Algo similar vivimos estos días en los cines: acorde a la “tradición”, los estrenos nominados al Oscar llegan al país tarde, muy tarde. Este año, el efecto se vio potenciado por el hecho de que seis de las nueve nominadas eran películas distribuidas por UIP, que dosificó los estrenos para no competir consigo misma y además dio prioridad a sus tanques. Como consecuencia, terminó estrenando una de las nominadas, “El hilo fantasma”, después de los premios.

Y peor: en Navidad llovieron los ya célebres screeners (las copias que dan a los críticos de cine para ver las cintas consideradas por la Academia, y que inevitablemente se filtran en la web) y los interesados en el cine de autor de Hollywood eligieron no pagar y no esperar.

La espera de los lanzamientos está en ese caso relacionada con el “efecto Oscar”, que lleva a los cines al público impulsado por premios y prestigio: pero el mismo es cada vez más débil, más aún cuando buena parte del público ya vio en su living las películas antes de que sean estrenadas, lo que culminó en un año de bajo rendimiento en la taquilla de las cintas oscarizadas, uno más en el marco del avance de los tanques sobre el pequeño y mediano cine.

 

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