Cuidaba una guardería y sedaba a los niños para ir al gimnasio: la condenaron a 21 años de cárcel


January Neatherlin es una joven estadounidense fanática del CrossFit que deberá pasar los próximos 21 años en la cárcel, aunque no era ese deporte de alto rendimiento su única actividad. Su mayor responsabilidad era que estaba a cargo de una guardería de niños de entre 6 meses y 4 años, a los que habitualmente solía abandonarlos para ir a entrenar. Por esta conducta, entre otras, la justicia la encontró culpable de poner en riego la vida de decenas de menores de edad, por lo que dictaminó condenarla a una prolongada estadía en prisión.

Según las denuncias que llevaron este caso a los tribunales, Neatherlin acostumbraba a ganarse la confianza de los padres que dejaban a los nenes bajo su cuidado, pero entre el mediodía y la tarde abandonaba a los chiquitos e iba a Tan Republic, el gimnasio en el que se abocaba a su entrenamiento y al moldeado de su cuerpo.

Con el avance de la investigación se pudo constatar que los niños eran dormidos con melatonina, sustancia que les daba luego de convencerlos de que "es la hora de la siesta". Con esa excusa, Neatherlin además convencía a los padres para que no pasaran a buscar a sus hijos. 

Pero las sospechas alrededor de esta cuidadora llegaron a oídos de los policías, que comenzaron a vigilar sus movimientos cotidianos, hasta que finalmente pudieron desvelar el modus operandi: primero dormía a los niños de la guardería, luego llevaba a sus hijos a un centro educativo y, por último, concurría a las clases de CrossFit.

Entre los nenes que estaban al cuidado de Neatherlin había algunos bebés. Incluso uno de ellos una vez fue derivado al Doernbecher Chilfren's Hospital con considerables heridas en la cabeza. La mujer se justificó diciendo que el nene sufrió una caída cuando ella intentó atender su teléfono celular y que no había percibido que se había lastimado. También se estableció en el ámbito de la justicia que Neatherlin causó lesiones internas a algunos pequeños por darles de tomar leche hervida.

Esta modalidad se repitió durante cinco años. Para uno de los jueces de la Corte, Wells Ashby, en la corssfitter "hay algo roto y perdido dentro suyo, el deseo de esta corte es que pueda encontrarlo o reconstruirlo".

Si bien la fiscalía había pedido 35 años de cárcel, la justicia la sentenció a 21. Por su parte, Kevin Hord, padre de una de las víctimas, dijo a la prensa que "100 años no hubieran sido suficientes" para Neatherlin.

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