El gran enigma del sitio fundacional de La Plata

Roberto G. Abrodos

Eran los días del centenario de la ciudad, la tradición oral decía que al abrir el foso fundacional, se encontrarían con las botellas de vino para brindar, el mensaje del fundador para ser leído a los cien años, el acta de fundación, medallas de oro y otras cosas que eran parte de la leyenda.

Había grandes expectativas, en aquellos días el Intendente Román había designado Cronista Oficial del Centenario al Dr. Miguel Szelagowski que siempre participó de las excavaciones, lo cierto es que después de perforar algo más de un metro de ladrillo, por arriba y el costado, todos los ladrillos eran originales y en el momento que se llegó a retirar la tapa se encontraron con la plancha de mármol que con letras doradas decía “Esta Caja contiene el Acta de Inauguración de la Ciudad de La Plata, Capital de la Provincia de Buenos Aires”. En la oportunidad, hubo dos escribanos, el de Gobierno y el del Colegio.

Al retirar la plancha de mármol se encontró un cofre de plomo, se levantó su tapa y apareció un compartimiento inundado con agua de color caramelo y dentro de ella estaba, entre otros objetos, la redoma de cristal, que hoy se puede observar en el Museo y Archivo Dardo Rocha junto con otros objetos extraídos.

En la redoma está impresa la leyenda: Contiene el Acta de la Fundación. Sin embargo, la sorpresa fue grande al comprobar después que el acta y el mensaje no se encontraban, lo que en un momento se creía que era, al secarse un expediente se comprobó que era el Censo de 1881 de la Provincia con un sello oval apaisado, otros documentos que parecían irreparables por su estado movió a creer que alguno de ellos era el acta original. Una vez que pudieron ser manipulados y descifrados en parte en un primer estudio, pudo concluirse, con certeza, que ninguno de ellos correspondía a tal acta ni tampoco al mensaje de Rocha a la posteridad.

Frente a esta grave comprobación, se pudo comprobar que la caja de plomo tenía un deficiente cerramiento con señales de haber tenido puntos de soldadura pero no que hubiera estado herméticamente cerrada, la ausencia de los lacres que sellaban la tapa de la redoma, aparecieron, uno flotando en la zona cercana y el otro en el fondo de la caja. Tampoco se encontró ningún objeto de oro aunque eran comunes en la época, los diarios doblados de manera que parecían estar puestos entre la caja y la redoma para evitar su rozamiento, pero uno de ellos sumergido en el hueco desocupado, parecía evidente que hubo otra caja.

Todo parecía indicar que se había cometido un robo posterior al día de la fundación, pero esta hipótesis fue descartada. El recinto descubierto para el Centenario no pudo ser abierto con anterioridad y que sobre todas las historias escuchadas sobre violaciones ocurridas en 1932, 1942 y más adelante fueron desmentidas por la comprobación de que la caja de piedra estuvo siempre en todos sus lados, rodeada por los mismos ladrillos originales.

Con todos estos hechos a la vista se llegó a la conclusión más lógica e irrefutable que el acta fundacional como otros elementos que la acompañaban fueron sustraídos el mismo día de la colocación de la caja de piedra en lo que sería el centro geográfico de la ciudad.

Hay otra curiosidad que siembra más misterio a todo lo antes dicho, es que también desaparece del Archivo de la Provincia la segunda y única copia del acta de fundación. Lo cierto en que no tenemos partida de nacimiento de nuestra ciudad, nos la robaron.

 

 

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