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STEPHEN HAWKING Y DIOS

Alejandro Pérez opina: “Siempre he tenido mucho respeto por los ateos. Por los ateos, sí; por el ateísmo, ninguno: me parece otra forma estúpida de religión. Y ello es porque un ateo necesita todos los días, repito todos, un impulso muy grande que le haga vivir. Y eso es muy difícil de hallar. Despertarse todos los días y encontrar a lo largo de todos ellos, motivos para vivir, me parece una tarea de titanes si no se cree en Dios. Por ello admiro a Stephen Hawking, a pesar de una enfermedad terrible (la ELA) que lo iba paralizando lenta e inexorablemente, llegó a la edad de 76 años, manteniendo una actividad increíble para su inmovilidad, y demostrando que siempre hay motivos para vivir, aunque se sufra una enfermedad como la ELA, y a pesar de su ateísmo. Porque ahora que ha fallecido, se incide de una manera insidiosa, en que Hawking era ateo, sobre todo? incluso antes que un astrofísico extraordinario y una persona admirable. Detrás de tanta reiteración, creo yo, que existe una especie de declaración de intenciones ateizantes, algo así como: ‘Mirad, mirad, he aquí un gran científico y es ateo’. Como si ambas cosas debieran ir unidas, como si fuera imposible que un científico fuera religioso”.

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